Luna Sangrienta Parte 2

THOMAS BERGERSEN, CRY: https://www.youtube.com/watch?v=ioBUqRSHDAU 

El cuerpo de Ethel empezó a brillar. El escudo que había alrededor de ella, ahora no solo era visible, si no que estaba empezando a desaparecer. Y sin perder tiempo, Úrsula reunió todas sus fuerzas que le quedaban para poder absorber la magia de aquellos espectros. Mientras veía como del cuerpo de la señorita Hardbroom salía un espíritu igual de horrendo que los demás. Este   lentamente iba adquiriendo un aspecto cadavérico. Con enormes garras afiladas y sin cuencas en sus ojos, que se posaron en Ethel.

—     ¡No me vencerás! — dijo Ethel tratando de liberarse y de no mostrarle el miedo, que por dentro la embargaba.

Albert alargo sus manos rígidas tomándola de los hombros, con sus dedos largos fue jalando con toda su energía el alma de la niña. Ethel se resistía, pero ya era poca la fuerza que le quedaba. Albert se había encargado de que asi fuera. Notaba como poco a poco estaba perdiendo terreno. Y como su alma estaba siendo arrancada de su propio cuerpo, a pesar de todos sus esfuerzos. 

—     ¡Noooo! — gritaba Ethel sintiendo un enorme dolor en tratar de oponerse, un pequeño destello de luz amarilla fue saliendo del cuerpo de ella.

—     Hoy después de tantos años ¡cobrare mi venganza! — dijo Albert mientras introducía cada vez mas sus uñas en forma de garras en el alma de Ethel, provocándole un dolor insoportable.

—     ¡¡HAHAHA!! ¡¡No!!… PARA— dijo con sudor sobre su rostro, tratando de concentrarse — ¡hoy será tu fin! Me vengare…—tratando de soportar aquella agonia— por todas las… vidas que arrebataste— poniendo su dedo sobre la frente de aquel espectro—  Yo… Ethel Hallow …— dijo agonizando

—     ¿¡qué haces!?— dijo Albert — ¡Eso no funcionara! El hechizo de Amelia fallara

—     Me ofrezco…para encadenar esta… alma a la mía…— y de su pecho salió un lazo que se adhirió al espectro que salía del cuerpo de la señorita Hardbroom

—     ¿¡ETHEL!?— grito Úrsula mientras veía como el alma de su hija empezaba a brillar con gran intensidad— ¡NO TE ATREVAS HACERLO! — reuniendo toda la fuerza que le quedaba para evitar que su hija recitara el hechizo— ¡NO TE LO PERMITIRE! — expulsando su energía para librarse de aquellos espectros.

Mientras tanto, en otro lugar no muy lejos de ahí, Esmeralda y Sibyl trataban de llegar donde su madre y hermana habían caído. Volando lo más rápido que podían, pero no tardaron en ver la intensa luz que se había aparecido en aquel lugar. Y en descubrir de que se trataba.

—     ¡Noo! — deteniéndose por un momento— ¡Ethel! — observando que se intensificaba cada vez más aquel brillo. Esmeralda la embargo el miedo al pensar que la profecía estaba a punto de cumplirse. Y trato de aumentar más su velocidad, quería llegar ahí antes de que fuera demasiado tarde.

Pero los temores de ambas se hicieron realidad cuando a lo lejos vieron a Griselda y Sophie aproximarse donde estaba su hermana. Deteniéndose a escasos metros donde estaba Albert.

—     Miren a quien tenemos aquí— dijo Griselda rodeándolo, mientras miraba a Ethel que se encontraba mal herida, hablándole con el pensamiento—¿Estas bien? ¿Puedes continuar?

Ethel asintió con la cabeza. Pero su tez blanca y el sudor que estaba sobre su frente, decían todo lo contrario.

—     ¡Vamos Sophie! — dijo Griselda mientras la miraba— podemos hacerlo, nosotras. . . ¡seremos tus ultimas victimas! — viéndolo con desprecio— yo Griselda Bocanegra, me ofrezco para encadenar esta alma a la mía y… 

Esmeralda vio como otra luz se encendía alrededor del cuerpo de la maestra Hardbroom, envolviéndolo, sacando al ente maligno del cuerpo de Hecate, cayendo su cuerpo al suelo.

—     Cruze más allá de este mundo…— dijo Sophie siendo la última luz que se adhirió al alma podrida de Albert— renuncio a todo lo que poseo… a mi familia ...y mi magia

Recitando al unisonó las tres.

 Ni Sybil ni Esmeralda se imaginaban que escondido entre las sombras del bosque hueco se encontraba un enemigo igual de peligroso que Albert. Esperando el momento perfecto para atacar. La mano derecha de Archer, Conrad. Apuntando hacia donde estaban aquellas tres chicas.

—      As…— dijo Griselda, quien sintió un enorme dolor sobre su pecho.

Cuando Ethel volteo a verla, Griselda fue adquiriendo un rostro pálido, débil. Lentamente fue haciéndose para atrás, cayendo de su escoba hasta caer al suelo. Otra luz resplandeciente salió de entre la espesura del bosque yendo directamente a la mas pequeña de las tres, Sophie.

—     ¡¡Noo!!— grito Sophie quien volteo justo a tiempo para evitar que el hechizo asesino la tocara— ¡Griseldaa!

—     ¡Sophie! — dijo Ethel— concéntrate — mirándola, tratando de esconder al igual que ella, el miedo y la tristeza que tenía por la pérdida de su hermana, mientras trataba de controlar inútilmente el espectro de Albert —¡Sophie!

La oscuridad que había en él, fue lentamente apoderándose de Ethel. Su alma fue tornándose color negro, señal de que Albert estaba ganando la batalla. Albert no desaprovecharía la oportunidad para adentrarse en el cuerpo de Ethel.

—     ¡Ascencio! — dijo Sophie

Quien rápidamente formo un lazo con Albert, obligándolo a apartarse de Ethel. Haciendo un esfuerzo sobrehumano para jalar el espectro de aquel ser. Úrsula siendo libre al fin, volteo rápidamente hacia donde estaba su hija, viendo con horror, como una de las tres luces que había en el cielo desaparecía. Y su cuerpo, ya sin vida se desplomaba en el suelo.

—     ¡Nooo!— dijo Úrsula, emprendiendo el vuelo— ¡Ethel!—tratando de llegar hasta ella lo más rápido que podía, observando como la maldad de Albert la estaba consumiendo. Devorando su alma.

. . .

Mientras tanto, en otro lugar. Una pequeña luz se deslizaba entre los árboles hasta llegar a un lugar apartado de donde se libraba la lucha, buscando a la persona con la que había formado el vínculo: Mirabel, hermana de Gullet Esta rápidamente se detuvo frente a ella, adquiriendo su verdadera forma mientras levitaba.

El de una adolescente de cabellos castaños y mirada rebelde. Griselda Bocanegra.

—     Es hora— dijo Griselda, volviendo a adquirir la forma de una bola de luz y adentrándose al cuerpo de aquella bruja.