Sibyl estaba a unos cuantos pasos de donde Ethel estaba siendo juzgada. Pasando de usar el uniforme de la Academia Cackle, a uno gris y delgado, que la etiquetaba como una huérfana. Y mientras escuchaba como la bruja que estaba enfrente, se encargaba fríamente del destino de todos aquellos niños sin padre. Viendo a que instituto iban a parar, sentía miedo. No por ella, si no por no volver a ver a su familia.

Veía como cada niño era llamado de la misma manera, mientras pasaban uno a uno a aquella habitación blanca: Beatriz  y Malcolm el gris. Simplemente para no regresar. Ese era un abjetivo que usaban todos los magos y brujas que no tenían un linaje mágico.

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—      Ethel quédate quieta mientras te retiro el hechizo de cerradura— decía una mujer

—      ¿No teme que me escape? — pregunto Ethel curiosa

—      No, una vez que entres a ese carruaje, será imposible que salgas hasta que llegues a tu destino

Sibyl se levantó de la silla rápidamente al escuchar la voz de su hermana, volteándose para ver a traves de la ventana y observar como Ethel era custodiada por dos personas: un hombre malcarado y una mujer, que la llevaban hacia un carruaje.

Sibyl no lo pensó dos veces, y salió corriendo hacia ella. Por primera vez en su vida no le importaba romper las reglas, solo quería verla. Desde que había despertado del hechizo de Albert, no había podido dejar de preguntarse si estaba bien o si estaba enojada con ella por todo lo que había hecho. Especialmente por haberla lastimado. Desapareció del pasillo y volvió a parecer en la entrada del consejo mágico.

—      ¡Ethel! — apresurándose para abrazarla

Ethel se volteo y extendió sus brazos para recibirla. Alegrándose de que estuviera bien.

—      Sibyl ¿Qué haces aquí? — mirándola— ¿Dónde está Esmeralda?

—      No lo se — dijo Sibyl limpiándose las lagrimas de sus ojos— lo siento Ethel, no sabía lo que hacia

—      Hey — tomándola de los hombros—  se necesita mas que un viejo ancestro para enojarme contigo ¿Entiendes? No tienes por qué sentirte culpable

—      Promete que volveremos a vernos— viendo que se la llevaban

Ethel no supo que decir, se la quedo mirando, ya que lo último que quería era mentirle. Algo que descubriera después, y se diera cuenta que era una simple mentira que resultara más dolorosa. Así que se incoó y volvió a abrazarla tan fuerte, que resulto doloroso separarse de ella.

—      Eres mas fuerte de lo que piensas Sibyl, no lo olvides— mirándola a los ojos

—      ¿Ethel? — no entiendo las palabras de su hermana

—      Los quiero— acariciándole la mejilla delicadamente

—      ¿Qué me estas tratando de decir? ¿Qué no volverás? — apartándose de ella

—      Sibyl yo… lo siento

—      ¡Escucha niña! — diciendo el guardia cruelmente— ella no volverá, será convertida en piedra por un plazo no mayor a 100 años

—      ¡Que!

Ethel fue entonces cuando sintió un escalofrió recorrer su espalda, el mismo que sintió cuando Albert fue emboscado en su aldea.

—      Algo no esta bien— pensó Ethel mientras miraba alrededor

Y fue cuando se dio cuenta, demasiado tarde, volteando a ver al guardia. Pero este simplemente sonrió, ataco a su compañera dejándola inconsciente en el suelo.

—      Lo siento— volteando a ver a Ethel— pero ella debe morir

—      ¡Sibyl! — protegiéndola con su cuerpo—  ¡cui..!

—      Alégrate saber que no morirás sola — alzando sus manos, teletransportándolas lejos del consejo, aun lugar donde los guardias no pudieran protegerla de ellos.

A un castillo abandonado, donde ella no tuviera donde escapar. Donde pudieran cazarla sin preocupaciones. Ethel reacciono rápidamente y sin miramiento alguno, volteo y lanzo un potente rayo a su atacante. Lanzándolo lejos de ahí.

—      Vamos sibyl, tenemos que irnos

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 Pero cual fue su sorpresa al ver que a lo lejos en el horizonte, venían volando, veloz e impetuosamente varios magos y brujas en su dirección. Ethel tomo rápidamente la mano de su hermana, viendo como el cielo se oscurecía a causa de ellos.

—      ¡No puede ser! — corriendo  hacia al castillo, no tenían otra opción, si iban a campo abierto las matarían— ¡Corre sibyl! ¡Vamos! ¡No te detengas! — volteando a ver hacia atrás mientras se apresuraban a entrar.

Ethel y sibyl   atravesaron los pasillos, tratando de perder a los hombres que iban tras de ellas. Ethel dándose prisa, se acerco a una de las ventanas y lanzo un hechizo de localización en forma de águila al cielo.

—       ¡Vamos! se fueron por aquí

—      Detente maldita bruja— dijo un mago lazándoles una maldición

Ethel formo un escudo de protección, devolviendo el encantamiento mientras que sibyl atacaba a otra bruja que venía por detrás. Ambas niñas siguieron corriendo en aquel laberinto, desesperadas por no encontrar una salida y peor, por ser atacadas continuamente por personas que ni siquiera conocían.

—      Sibyl ¡Cuidado! — dijo Ethel empujando a su hermana al ver que un mago, quien volaba afuera de la ventana lanzaba un ataque eléctrico en contra de ellas.

Ethel salió volando hasta estrellarse contra el muro que estaba detrás de ella, mientras Sibyl se trasladaba y formaba un escudo para protegerla. Mientras tanto en otro lugar, en un Aquelarre que muchos creían destruido, varias brujas estaban atentas al cambio de color de una vela que estaba encima de un caldero que estaba en el centro del pueblo. Era la de Ethel, esta abruptamente se puso de color rojo. Señal de que la guerra había comenzado y de que la 2 fase del plan, estaba en marcha.

—      ¡Vamos! — gritaba Georgia, la líder del clan, dándole la indicación a varias brujas que se subían encima de sus escobas y emprendían el vuelo atravesando un portal—  ¡Demostrémosles de lo que somos capaces!