Esmeralda estaba petrificada, y sintió como se le formaba un nudo la garganta cuando terminaba de leer aquel pergamino. Se había quedado helada, ante aquella terrible revelación que Isabella había escrito en aquel pedazo de papel, que había tirado al suelo, cuando termino de leerlo.

Estaba enojada, era la primera vez en mucho tiempo… que se sentía de esa manera. Esmeralda comprendió hasta ese momento, el por qué su madre siempre se había mostrado tan fría y distante con Ethel todos estos años. Y como la muerte de su tia y la hermana de su abuela, habían afectado enormemente a su familia. Y la razón era simple, las cosas estaban destinadas a pasar de la misma manera hasta que no se completara aquel ciclo de venganza, que Albert había planeado hace muchos años.

Esmeralda se agacho limpiándose las lágrimas de sus ojos, tomando nuevamente el pergamino.

No volví a ver a Amelia, no después de la junta del consejo mágico quienes enterados de todo lo sucedido, dieron a conocer su verdad: Que Albert ataco esa villa, asesinando no solo a los pobladores, sino también a los desafortunados magos que se cruzaron en su camino e intentaron detenerlo. Yo fui parte de ese engaño, y todo para que reinara la paz y la tranquilidad en nuestro mundo.

 Al principio no dude en hacerlo, pero tras descubrir la verdad sobre Fenela, sobre como ella, al enterarse que Jeremías había sido capaz de asesinar a cientos de nuestros hermanos y hermanas, protegió hasta su último momento a Diane. Quien solo trataba de advertir a los últimos brujos oscuros, de que Jeremías trataría de asesinarlos haciéndolos chivos expiatorios para unir a nuestra comunidad.

 No hubiera creído nada de esto, si no fuera que años antes Amelia me mandó una carta explicándome la verdad. Ella, a quien pensé que había engañado. Al parecer no fue así. Dedico su vida entera en busca de una cura, que no encontró. Todo por mi culpa.

 Cargo en mis hombros ese momento. El día en que creí las palabras de un hombre que supo manipular mi dolor. Y a causa de eso, de mi error… cayo la maldición sobre la familia de Amelia y como  la vida de cientos de personas fueron cegadas  ese dia.

 Pero esto apenas estaba empezando, y yo apenas comenzaba a pagar por mis crímenes, de la manera que menos imagine.

Cuando una niña de cabellos rubios y ojos azules entro  por las puertas de la academia, fue cuando me di cuenta que era nieta de Amelia. Lo supe en cuanto la vi, tenia aquella misma fiereza que caracterizó a su abuelo. Esa misma ambición, pero también ligada a ese mismo destino.

Ya que cuando llego la luna de sangre, el espíritu de Albert se liberó del encierro que le habían impuesto, poseyendo a la niña y asesinando a una de las familias que se habían encargado de encerrarlo. Repitiendo las mismas cosas que sucedieron hace años. La llegada de la heredera de la sangre de los Nighmare, la muerte de una de las gemelas nacidas en nuestra familia y finalmente, el terrible…. deceso de aquella inocente criatura, a la cual no fuimos capaces de salvar.

Este bucle, este ciclo destinado a repetirse una y otra vez, hasta que Albert no sea detenido. Condene a mi hija a ver morir a una de sus hijas. Y no soporto verla llorar cada noche. Por eso ya no puedo acallar mi remordimiento, y prometo a partir de este día hasta el último de ellos, intentar remediar mis errores. Pero si no puedo, tu la siguiente Cackle tendrás esta responsabilidad de quitar esta maldición. Y seguir con el legado de esta escuela, en aceptar a cualquier estudiante fuera rico o pobre, y darle la oportunidad de forjarse su propio camino.

Por favor de lo mas hondo de mi corazón, te pido que termines esto.

Isabella Cackle

Esmeralda no tuvo fuerzas para ponerse de  pie. Tuvo que hacer frente a esa terrible realidad, recordando la noche en la que Griselda entro a su cuarto y le revelo la premonición que había tenido.

—     ¡Crees que eres la única que tiene algo que perder!  ¿quieres que te diga lo que vi realmente en mi visión? — mirándola fijamente a los ojos— muerte…dime ¿¡crees que tus tontos principios te salvaran!? O ¿a tus hermanas?

—     ¿Qué quieres decir? — dijo sin dejar de verla

Griselda se volteo y miro el retrato que tenía sobre su escritorio.

—     En mi visión me hallaba en una habitación oscura, era fría y estaba parada  sobre rosas negras, que no dejaban de caer  del cielo….después un olor a sangre impregno todo el cuarto… Vi como de entre aquellas rosas negras emergían dos calaveras, con símbolos en su frente. En uno de ellos llevaba la forma de un gato…y sobre el otro— dijo volviendo a ver a Esmeralda—una rosa roja ...el símbolo de tu familia…Se que esta maldición tiene que ver con ella y si no me lo dices tu— señalándola con el dedo— …me lo dira tu hermana.

Esmeralda no pudo evitar estallar en llanto. Al descubrir por fin aquel secreto que su familia había aguardado con mucho recelo, que su pequeña hermana seria la siguiente en morir. Si no rompía con esta maldición rápido, la perdería

—     Te diré algo Esmeralda…en esta guerra que se avecina, no puedes esperar meterte en ella, sin esperar perder algo a cambio...Dime cuando el momento llegue y esto se complique a un mas ¿De qué lado estarás? ¿De tus principios? o  ¿de tu familia?

Los ojos de Esmeralda se tornaron azul celeste, mirando a través de la ventana. Para después desaparecer y trasladarse hasta la oficina de la señorita Cackle. Quería confrontarla, quería verla a la cara cuando le digiera la verdad.

—     Usted lo sabía y ¡no dijo nada en todo este tiempo! — poniendo bruscamente el pergamino sobre su escritorio, mirando con reproche a la señorita Hardbroom— ¿Qué planean hacer con ella? Si se llega a cumplir la maldición, si no pueden hallar una solución a tiempo

—     Esmeralda — dijo sin sobresaltarse o perder la compostura— será  mejor que hable esto con su mad….

—     ¡DIGAME! Quiero saber la verdad de su boca, de alguien que es cercano a la directora. Si pudiera le preguntaría yo misma

—     No soy la persona indicada para decirle— levantándose de su escritorio, hiendo en dirección a esmeralda— tranquilícese, llamare a su madre y quien sea ella que le explique todo— tomando delicadamente su hombro

—     Claro ¿Por qué pensé que diría algo? ¡Usted! la persona más fría en este mundo— soltándose bruscamente de ella.

Soltando una gran cantidad de energía, haciendo que sus ojos celestes resaltaran mas. Provocando que todas las cosas en aquella oficina salieran volando. Esmeralda trato de tranquilizarse, pero le resultaba muy difícil. Tomo el pergamino de la mesa y camino lentamente en dirección a la puerta.

—     Entienda algo señorita Hardbroom— volteando a verla — y hágaselo saber a la directora…— sin dejar de verla— are todo en mi poder para proteger a  mi familia.

A la mañana siguiente Esmeralda y Sibyl se habían marchado de la escuela. Llevándose no solo sus pertenencias personales, si no también las de Ethel. Descubriendo la pequeña foto que tenia aguardada bajo su colchón.