Las pupilas de Evelyn se tornaron azul marino, estos eran brillantes y resplandecían incluso ante esa noche oscura y fría. Los miembros del consejo les quedaba claro quien había sido la traidora, quien había entregado a sus hermanas brujas ante los humanos. El cuchillo en el pecho de Jeremías lo confirmaba y viendo aquellos ojos resplandecientes. No les dejaba albergar duda alguna. 

—      ¡Bruja inmunda! — dijo otro miembro del consejo— ¡Eres la culpable de que tu madre muriera!

La ira de Evelyn se acrecentó más, convirtiéndose lentamente en odio.

—      ¡NO ES VERDAD! — dijo Evelyn gritándole a todos ellos, mientras elevaba su poder mágico — Ustedes son los responsables ¡Los odio! ¡LOS ODIO!

Y mientras miraba el cuerpo de su madre tendido en el suelo. Pensaba en el último día que habían pasado juntas, y en sus últimas palabras. En lo tonta que había sido en creer que alguna vez vivirían en paz con los humanos, o con su propia gente.

—      Bien ¿entonces? — mirando a su madre suplicante

—      ¿Que? — sin entender lo que su hija quería decirle

—      El linaje maldito, me dijiste que me lo explicarías— al mismo tiempo que veía a su madre tomar un sorbo de café

—      En primera Evelyn, no es linaje maldito— sonriendo— es linaje oscuro. Bueno ...

—      ¡Espera!

Reprendiéndola con la mirada, vio como su hija saltaba de la silla e iba corriendo a tomar un par de uvas para escuchar la historia más cómodamente. Hace mucho que la estaba esperando y quería disfrutarlo. No había muchas ocasiones en que se encontrara de tan buen humor. Sentándose nuevamente frente a ella.

—      ¿Puedo comenzar?

—      Si madre disculpa

—      Bien— tomando la taza entre sus manos— como bien sabes, la naturaleza esta conformada de equilibrio, bueno, la magia no es la excepción. Entre nosotras incluso existen brujas con dones especiales que ayudan a la magia estar en balance.

—      ¿Balance? ¿Qué quieres decir con eso? — dijo Evelyn sin dejar de mirarla, atenta.

—      Es la estabilidad que tenemos las brujas con la naturaleza. Las brujas obtienen su magia de ella: de la tierra, el aire, el fuego y agua. Quitamos una parte de su poder para realizar hechizos, encantamientos y todo lo que se te ocurra. Y si la usamos en exceso podemos dejarla estéril, sin vida, dejando paso a espíritus malignos donde ellos puedan habitar. Es por eso que en las Academias de magia existen las piedras fundadoras, ellas almacenan gran cantidad de magia que pueden tomar las estudiantes, dejando así, la tierra descansar.

—      Entonces ¿Dónde quedan los linajes madre?

—      Entre nosotras las brujas y hechiceros, hay personas que tienen dones especiales. A los creadores, se les conoce como brujas de luz, puesto que ellos sanan, conciben vida

—      ¿Como las brujas verdes? —  dijo Evelyn saltando de la silla

—      Exacto, y también están las que pueden crear objetos con solo dibujarlos o imaginarlos. Ellos dan, en vez de quitar. Pero como todo equilibrio existe su lado opuesto, también están las que quitan. Esas son las brujas oscuras, ellas no solo pueden tomar magia de la naturaleza, sino también de las personas. Dejándolos completamente vulnerables.

—      Entonces… en cada lado de la balanza existen 3 familias —pensando en voz alta — La de la luz: están las brujas de la imaginación, las brujas verdes y las brujas de la sanación

Su madre asintió con la cabeza.

—      ¿Y el de la oscuridad hija? ¿Quiénes la conforman?

—      Las brujas de las maldiciones, las brujas de la protección y las de la pelea.

—      Si, todas y cada uno con sus dones. Unas quitan otras dan, no dejando que la balanza se incline para un lado solamente, y así, el equilibrio se mantiene.

—      Entonces ¿es por eso que la gente nos odia? ¿Porque podemos dejarlos vulnerables y sin magia? — no dándole mucho sentido a sus palabras de su madre.

—      Evelyn no solo es por eso — posando su mirada en su taza de café— nosotras las del linaje oscuro… tendemos a ir más fácilmente hacia la maldad que hay en nuestros corazones.

—      ¿Qué quieres decir?

—      Nosotras no solo tendemos ser ambiciosas o competitivas, si no que nuestros sentimientos — buscando las palabras adecuadas— son más profundos, intensos que los demás. Es por eso cuando alguien nos lastima o hiere, la oscuridad dentro de nosotras cobra más fuerza. Por eso, tenemos que tener un estricto control con nuestros poderes, a no apegarnos tanto a las personas, por el daño que podemos causar.

Griselda miraba como ella se abalanzaba contra los miembros del consejo. Desatando todo su poder.

—      ¡Acabare con todos ustedes! — tomando del cuello a uno de ellos rápidamente, llevándolo hasta las profundidades del bosque. Aun sitio donde no pudieran molestarla mientras tomaba su magia.

—      ¿Qué haces? — decía aquel hombre — ¡No! — dándose cuenta de lo que iba a ser  

Poniendo ambas manos al lado de su cabeza— ¡Aclamo la magia de este ser! — sintiendo como un hilo de energía salía del cuerpo de aquel individuo y la envolvía a ella por completo— ¡que venga a mí, a este nuevo cuerpo, sin vacilar y con apuro!

El odio y la ira era lo único que quedaba dentro del corazón de Evelyn en ese momento. Griselda podía sentirlo, era demasiado doloroso. Ella solo quería que se detuviera— ¡Por favor para! ¡Detente! — gritaba en vano, mientras era consumida por los sentimientos de ella — ¡Esto no te la devolverá

Evelyn escuchaba como se acercaban rápidamente.

—      Están cerca— dijo Evelyn mientras sonreía— No hay que hacerlos esperar ¿No crees?

Viendo el cuerpo sin vida de aquel hombre tendido en el suelo. Evelyn desapareció y reapareció a tan solo unos metros de ellas. Poniendo sus manos en el suelo, lanzando una maldición que pudriera el suelo. Así la bruja verde no tendría alguna ventaja contra ella.

Pero no había sido lo suficientemente rápida, para evitar una descarga de otra de las miembros, haciendo que fuera lanzada a metros de ahí. Estampándose contra un árbol y cayendo al suelo abruptamente.

—      ¿Crees que…me … vencerás con solo…esto? — parándose del suelo, mientras con una mano se agarraba las costillas

—      solo dime donde esta Andreu — dijo la bruja verde

—      ¡Detente!, esto ya se terminó Evelyn

—      ¿Terminar? — dijo, mientras le lanzaba una mirada de odio— Esto, apenas está empezando— poniendo su mano sobre el árbol, alzando sus raíces contra ella, mientras este se iba secando lentamente — les are pagar… ¡A USTEDES Y A ESOS DESPRECIABLES HUMANOS!

Las raíces envolvieron a las 2 ultimas integrantes del consejo mágico, impidiendo que se movieran.

—      ¿En serio? — dijo la bruja verde— Con raíces de árbol— diciéndolo de manera de burla.

—      Mira de nuevo— dijo Evelyn mirándola con una sonrisa malévola

Cuando volvió a mirar, vio que las raíces no solo se estaban marchitando, sino que desprendían aun aura negra. Evitando que ellas pudieran utilizar algún indicio de magia.

Evelyn sabía que necesitaría el hechizo más poderoso que tuviera para acabar con ellas de un solo golpe, después de todo, una era una bruja de luz y la otra, podía utilizar las pociones que tenía dentro de su capa para exterminarla. Ella podía tener poder, pero ellas poseían años de experiencia en practicar la magia. No podía simplemente subestimarlas. Este golpe significaba todo o nada, ya que si perdía quedaría a merced de ellas, para ser colgada o peor. No podía perder.

—      ¡Corpus duplícate! — apareciendo otras 2 de ella, poniéndose cada una al lado las brujas atadas. Realizando una forma triangular.

—      ¿Qué planeas hacer?

No contestándole, solo se limitó a mirarlas.

—      Por el poder de CeneK— dijo Evelyn,— ¡Neftis!

—      ¡ Netbek !— siguiéndola uno de los clones.

—      ¡Sovek!

—      ¡Sevek! — terminado Evelyn.

Las raíces del árbol muerto se adhirieron a la piel de las brujas, penetrándolas, para así poder usar su sangre, para contaminar toda aquella tierra. Hacerla estéril y sin vida.

—      Voy a darles lo que el consejo quería desde un principio ¡Muerte!

Poniendo cada una de ellas sus manos sobre la tierra. Lentamente el suelo fue quedándose estéril, los árboles y todo ser vivo que se atravesara en su camino se moría.  Y entre más se extendiera, ellas perdían un poco más de vitalidad. Agonizando lentamente

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