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La Tercera Generación de Hogwarts
(ATP)
Por Carax
Escrita el Martes 6 de Junio de 2017, 16:59 Actualizada el Miércoles 13 de Enero de 2021, 10:53 [ Más información ] Tweet
(III) Capítulo 29:
La bofetada sonó a lo largo de todo el desolado pasillo. -¡No vuelvas a redactar un artículo de mí!- chilló con furia la joven pelirroja.- ¡Ni de mis amigos! El muchacho se rio con sorna. -Vaya, no sabía que seguían siendo tus amigos… El artículo del periódico fue estampado en su cara con tanta fuerza que le impulsó hacia atrás. "Lucy is in the sky with dynamite. No os adelantéis, no estamos de nuevo ante un GRAN COTILLEO. Pero sí que me he tomado la libertad de hacer un análisis sobre la muchacha con el corazón más roto de todo Hogwarts. Ya sabéis de quién estoy hablando… ¡Lucy Weasley! La pobre cornuda lleva encerrada en su entorno tanto tiempo que enloquece cada vez que alguien intenta hacer contacto con ella… Una pena para los que quieran intentar algo con la pelirroja. Un desperdicio de belleza. La chica con más genio de todo Hogwarts ha empeorado, lectores, ahora no soporta ni ser cuestionada por trivialidades en clase… ¡Pobre Binns! Lo único que parece calmarla es su familia… Y depende de qué miembros, ya que tenemos que recordar que el gran traidor es su propio primo. Su hermana pasa de su culo. La que era su prima favorita está muerta. Y todos los demás primos siguen conmocionados por el paradero de James Potter. Todo digno del drama Weasley. Por si fuera poco su genio, Chris Nott ha vuelto a las andadas después del coma que le ha borrado toda la memoria… Muy oportuno cuando tiene que hacer frente a la fiera de su ex novia. ¿Y qué pasa con Louis Weasley? ¿Le habrá recordado por qué cortó con la agridulce Lucy para irse con el misterioso Louis? Un misterio debe ser también la respuesta, pues ni Nott ni los Weasley se hablan entre sí. Menudo triángulo amoroso. Ya hay fuentes que confirman que Nott se ha vuelto a enamorar de Lucy, lo que ha supuesto la total aislación de Louis… ¿Nos darán más cotilleos? Sin parar de informar, Tim Marrs" Tim Marrs no dejaba de ver a Lucy con una expresión socarrona que la joven estaba odiando máximamente en aquel momento. ¿Cómo podía ser tan sumamente imbécil? ¿Eso era legal, el jugar con su propia privacidad? Le había dolido saber que el colegio entero la veía como la cornuda enfurecida. No era así, ¿no? Simplemente siempre había tenido mucho genio y las circunstancias lo habían agravado. -¡La próxima vez te denunciaré!- le advirtió, dándole un empujón fuerte. Fue sorprendida, cuando Marrs le cogió el brazo con el que había dado el empuje. Seguía teniendo esa sonrisa burlona en el rostro. -Oh, venga ya… Lucy, no te enfades… No querrás aumentar tu reputación de fiera.- le comentó bajo la furiosa mirada de la joven. -No sé ni por qué me has llamado. El joven soltó una risotada, como intentando romper la tensión. -No te lo vas a creer, pero es para pedirte perdón por el artículo. Lucy se señaló la cara con aspecto incrédulo. -¿Es que crees que soy tonta? Oh, perdón… Que el que tiene deficiencia cerebral eres tú... ¡Vete a la mierda, Marrs! Solo he venido para que confirmes mi mal humor. -Esto es serio, Weasley, si no, no me atrevería a llamarte.- La joven puso los ojos en blanco y chasqueó la lengua.- El artículo era para alejar los rumores de que tú y yo nos hemos liado. Y algo más que eso. -¿QUEÉ? ¿Quién coño se cree esa barbaridad? -exclamó Lucy con los ojos desorbitados. -Al parecer, muchísima gente. Por eso he venido… Verás el rumor lo expandimos nosotros. No el rumor, sino más bien… Esto te va a hacer gracia… -Te aseguro que no. -Desde Navidad, un anónimo nos ha estado mandando información sobre alumnos de Hogwarts. Información que no te imaginas, peligrosa, de la que debería tener el Ministerio, no nosotros. Muchos de los alumnos implicados tacharon a esa fuente de blasfemia y no tuvimos otro remedio… -¿Más remedio que soltar por ahí que nos hemos liado?- inquirió sumamente indispuesta. -No exactamente.- susurró Tim Marrs con un aire pillo.- Pedimos a una pareja que colabora con el periódico que tomase Poción Multijugos hecha para ser transformados en ti y en mí. -No me gusta cómo está avanzando la historia, Marrs…- advirtió. -Te dije que te iba a hacer gracia.- su tono de voz era casi inaudible.- Se fueron a la sección Prohibida de la Biblioteca. Se aseguraron con magia de que no había nadie. Y se lo montaron allí. -Con nuestra forma. -Sí, pero siendo ellos. -Creo que me voy a desmayar. Marrs se encogió de hombros y se rio. -A mí tampoco me gustó la idea en absoluto… Pero piénsalo: era un cotilleo jugoso. Somos enemigos declarados en Hogwarts. Nadie se imaginaría lo nuestro. Solo si alguien tiene el suficiente poder para abarcar todo Hogwarts con los cotilleos lo sabría. -¿Y? -Al día siguiente nos notificaron de ello. A mí, ya que soy el redactor jefe. -¿Y? -Nada, apagamos el cotilleo y los rumores como se pudo, con el artículo sobre todo. -¿Y? -Muchos miembros del periódico quieren encontrar a la fuente. Pero me huele que no la quieren encontrar para tener una charla o darle un tirón de orejas… Sino que pueden ser mucho más peligrosos que eso. Lo que cuentan sobre ellos, aunque digan que es mentira, suena muy muy mal. Lucy frunció el entrecejo. -¿A qué te refieres? -Algunos que salen del castillo a medianoche, otros relacionados con Badmood aunque jamás se les ha visto juntos, quedadas con encapuchados… Si la fuente nos mandó un cotilleo que era real, nuestro cotilleo falso, todo lo demás es muy probable que sea cierto. La joven se quedó pensativa. Marrs parecía realmente preocupado. Que estaba hablando en serio. Le parecía surrealista todo aquello. -¿Y qué vais a hacer? Si todos tus compañeros de redacción son tan misteriosos… ¿Qué…? -Por eso te he llamado. Quiero descubrir si lo que dicen de ellos es verdad. Por ahora me lo creo y… Sé que soy Ravenclaw y que no es propio de mi Casa jugar a ser el héroe ni nada, pero la curiosidad me mata. Sobre todo, si sé que dentro del castillo ya han pasado cosas… ¡Todos vimos que Cross mató a McGonagall y estaba sentada a nuestro lado en Herbología!- Lucy suspiró. No se esperaba aquello en absoluto. Había decidido quedarse al margen de toda aquella movida desde el principio. Tenía bastante con sus problemas en la relación como para meterse en problemas en los que podía arriesgar su vida. Su familia no podía permitirse otra pérdida.- Quiero que me ayudes, Lucy Weasley. -¿De qué estás hablando? ¿Yo contigo? Ni de coña, chaval. Marrs pareció un tanto decepcionado. -Vamos, Weasley… Tienes que llevarlo en la sangre. Sólo yo sé toda la información de la fuente, solo confía en mí. Y no puedo confiar en nadie de mi entorno porque son todos aparentemente peligrosos. -¿Y por qué sí en mí? -Siento ser prejuicioso, pero porque eres Weasley. Además, te conozco desde Primero por todas las clases en las que coincidimos: no eres ingenua, tienes genio y puedes llegar a ser valiente. -¿Y los otros Weasley qué? El joven puso los ojos en blanco. -O son muy pequeños y tienen sus conspiraciones, o son muy grandes y tienen otros problemas. -Ah, porque yo no tengo problemas, ¿no? Que va, en absoluto… No te cansas de escribirlos… Marrs negó con la cabeza. -Pero así puedes distraerte, piénsalo. Lucy ladeó la cabeza. -¿Y sería descubrir a la fuente? -No, no.- negó Marrs, con un brillo de ilusión en la mirada.- No pienso descubrir la fuente porque puede pasarle algo malo. Estoy seguro de que él o ella confían en mí, y voy a protegerle. Lo que quiero es comprobar todo lo que nos ha dicho hasta ahora. La joven suspiró. -De acuerdo, te ayudaré momentáneamente. Pero no te emociones… -Marrs le miró con cierta picardía.- ¿Por cuál vas a empezar?- El joven se rascó la cabeza, cambiando a una expresión más pícara y secreta.- ¿Qué? -No es casualidad que te lo esté diciendo justo ahora, Weasley. -¿Qué quieres decir? -Tu primo Louis se va hoy a Beauxbatons. -No.- negó rotundamente ella.- Imposible. -Compruébalo. Antes de que pudieran despedirse, cosa que Lucy no tenía planeado hacer, se fue corriendo hacia la Sala Común. Le dolía admitirlo pero creía en Tim Marrs. Nunca había mentido. Y, aunque podía llegar a ser un imbécil, no era mala persona del todo. Había peores como Chris o Louis. Marrs por el momento había hecho su trabajo: que todo Hogwarts se enterase de su situación sentimental. No esperaba nada más. Y el hecho de formar con él un equipo de investigación, lejos de agradarle del todo, era cierto que le había interesado. No por estar con él, sino por el hecho de descubrir a los posibles miembros del Ojo. Un sentimiento que jamás había experimentado estaba surgiendo en la base de su estómago. ¿Era adrenalina exagerada o el sentimiento de un héroe en potencia? No tardó en llegar a la Sala Común porque no estaba muy lejos. Supuso en seguida que Marrs también había previsto aquello. Puto Ravenclaw. Se las sabía todas. Quizás solo la quería porque era Weasley y a él le daba miedo ir por los pasillos de noche. Porque por lo demás estaba segura de que él se las podía apañar muy bien solito. No podía ser cierto. No. Era imposible. Louis Weasley estaba con una maleta en la mano izquierda. Y Chris Nott, a pesar de ser Slytherin, estaba en la Sala Común a su lado, sin entender muy bien la situación, incómodo al no saber que Louis huía del posible rechazo de su novio que no sabía que lo era. Lucy puso los ojos en blanco. ¿Cómo podía ser tan inseguro y cobarde? Ella era la única que verdaderamente conocía a su primo. Podía llegar a ese extremo, a pensarlo más bien, pero el hecho de hacerlo era lo único que le hacía Gryffindor: la valentía de huir. Louis no era noble. Louis no pintada nada allí y siempre lo había pensado. Pero lo quería y evitaba pensarlo. Louis estaba haciendo lo que en el fondo siempre quiso. Salir de Hogwarts. Aquella situación era tan rara que a Lucy le dieron ganas de vomitar. Estaba nerviosa. Iba a despedir a su mejor amigo que ya no podía serlo. E irremediablemente se sentía culpable. Porque si ella no hubiese tenido tanta ojeriza hacia ellos no le hubiera dado de lado. Y seguiría tan feliz a su lado. Pero es que se dignaba a ser tan tonta. Que acarrease con las consecuencias. -Lucy, me voy. -Lo sé.- dijo ella, bajo la atenta e incómoda mirada de Chris sobre ella. Louis pareció sorprenderse. Olvidó que aquello solo lo sabía el Diario de Hogwarts y la fuente misteriosa. -Me han avisado de que te ibas, y quería despedirte.- Eso era una excusa más probable, pues Longbottom sabría de aquello, ¿no? Louis asintió. No la había cagado. Punto para Lucy.- Pues nada, que te vaya bien. Louis asintió. No, no le iba a ir bien. Si Hogwarts estaba plagado de miembros del Ojo, Beauxbatons más, pues su Ministro era un miembro del Ojo, según su padre. Se estaba adentrando en la boca del lobo para quizás no salir de ella. ¿Y si era la última vez que le veía? Impulsivamente le abrazó. Louis apretó el agarre y le besó la coronilla. -Siento dejarte sola, Lu. Pero no puedo seguir aquí.- le susurró, mientras un nudo horroroso se formaba en el estómago de la joven. Malditos sentimientos y hormonas. -Siempre has estado perdonado, Louis.- musitó, quizás más para no sentirse culpable que para quitarle a su primo de la carga con la que viviría mucho tiempo. Fuese lo que fuere era la verdad. Ante la sorpresa de Lucy, su primo se expiró en el aire sin decir nada a Chris. Aquella relación estaba en sus últimas, pero no sabía que había llegado hasta aquel punto. Miró a Chris algo atontada, como pidiéndole explicaciones con la mirada como muchas veces había hecho. Fue instintivamente. Y el muchacho no supo leer la expresión de Lucy. Aquello le partió el corazón. -¿Puedo hablar contigo?- le preguntó Chris. No. Gritó Lucy en sus pensamientos. Ser Lucy Weasley aquel día estaba siendo muy complicado. -Claro. Él tampoco sabía que él tenía la culpa. -Es sobre…- hizo un gesto con las manos que Lucy supo entender. Recordó que en el hospital Chris le había dicho que veía a su prima Roxanne.- Ha vuelto. Ahora la veo más, creo que es por Hogwarts. La joven suspiró. -¿Te manda saludos o qué?- preguntó, arrepintiéndose de usar el sarcasmo. No es tuviese plena confianza en aquellas visiones de su ex novio. -No exactamente. Me cuenta muchas cosas sobre cómo yo era antes de… Dice que lo sabe gracias a ti. Así que, gracias, supongo. También dice que hay algo que me tienes que contar.- ¿Roxanne puteando a Lucy? Sonaba como ella indudablemente. -¿Cómo sabes que es cierto y no son tus imaginaciones? Es decir, solo la ves tú. -Porque es peligroso si lo ve alguien más… Pueden hacerle cosas horribles. Ya está atrapada en este mundo… Hay hechizos horribles para torturar a los fantasmas y… Lucy cerró los ojos. No podía permitirse que en caso de que aquello fuese cierto, su prima sufriera aún más. -Basta. Quiero verla. ¿Dónde se esconde? Chris se asustó ante la determinación de Lucy. Bajó la mirada. -Bajo el Sauce Boxeador. Aquello no podía ser cierto. Chris no sabía dónde había sido asesinada Roxanne. Ni dónde iba cuando tenía que esconderse de todo el mundo. O el sitio secreto de Roxanne. Se lo había enseñado su tío George. Dijo que aquel lugar era el sitio de los Merodeadores. Roxanne era un fantasma. ----------------------------------------------------------------------
Exhaló un largo suspiro que ocupó varios segundos. Ese era el momento que había estado cociendo durante toda aquella charla trivial. Le angustiaba pensar que no era solo ella la que estaba esperando una extensa explicación sobre asuntos que a ella no deberían incumbirle.
El hombre, cogido por sorpresa, titubeó un segundo en el que Imogen creyó haber perdido aquella valiosa oportunidad. ¿Era tan importante y por eso le costaba tanto contarlo? Ted Lupin, en nombre de todos los aurores que no se dignaban a verla, estaba muy interesado en conocer aquella historia. Ella entendía la razón de aquello. Les había contado que la sobrina nieta del Doctor Morgan desconocía por completo el nombre con el que su abuela quedaba reflejada en el registro muggle: Ivonne Donovan.
Ahora, simplemente, tenía que conocer la historia entera. Era su condición para que la dejaran en paz, le hacían suponer. Pero para nada significaría aquello. Si el doctor Morgan le contaba sobre aquello, no solo lo sabría el Departamento de Seguridad Mágica. También Octavio Onlamien.
-Es curioso porque llevo replanteándome mil veces eso desde que te conocí, Imogen.- confesó con cierta evasión en su mirada. Probablemente se debía a que el hecho de saber que la magia existía le había trastocado todos los esquemas científicos a los que se aferraba con demasiada fuerza. Buscó los ojos de la joven y por primera vez, vio a un hombre recién jubilado y cansado de algo que habría estado ocultando tanto tiempo que abrir aquel secreto significaría la paz que necesitaba. - Juliette Morgan, ese fue el nombre con el que nació mi hermana. Se acostumbró a que la gente la llamara Julie o Juliette, le daba igual porque solía concebir ambos nombres como suyos. Personalmente, me gustaba más Julie. Era la inocente y pequeña Julie, y eso que me sacaba casi una decena de años. Todo el mundo creía que mi hermana era una niña buena, que jamás había roto un plato. Y así era. Hasta que un día, de pronto, cambió. Había conocido a alguien. Estaba enamorada. Solo me confesó a mí, a su hermano de diecisiete años, que no podía decírselo a nadie porque se trataba de una mujer. Dijo que tenía unos pocos de años más que ella, que era misteriosa y que quizás no era un amor correspondido, pero ella era feliz a su lado.
-¿Quién era esa mujer, doctor Morgan?- preguntó Imogen, mordiéndose el labio.- Es decir…- se azoró. No podía preguntarle si era Ivonne, aunque lo intuía. Pero, ¿sería la Ivonne que todo el mundo mágico buscaba?- No veían bien la homosexualidad, ¿no?
-Mi familia siempre había sido muy tradicional, de ahí que lo ocultase tanto. No fue por esa razón por la que le cogí odio a esa mujer sin nombre.- La boca de Imogen formó un pequeño círculo. Estaba muy segura de que descubriría aquello y que la relación de aquella familia con la misteriosa Ivonne quedaría concluida.- Parecía que la manipulaba. Algunos días desaparecía y no volvía hasta días después. Mis padres no se preocuparon porque siempre creyeron que estaba con sus amigas. Yo que sabía la verdad… A mí me preocupaba.- cruzó las manos sobre la mesa de madera de la cocina en la que estaban sentados. El viento azotaba sin piedad la ventana y su sonido se metía en el oído como un susurro silbante.- Me contaba que le enseñaba cosas asombrosas, como hacer levitar un objeto, cambiar de apariencia… Su aspecto cambió. Su personalidad cambió. Su salud cambió. No dormía, no comía y simplemente quería pasar el día con aquella mujer.
-¿Le estaba enseñando la magia?- preguntó Imogen llanamente. El doctor Morgan seguía en su relato, mucho más alejado de la joven de lo que físicamente era posible.- Esas cosas asombrosas.- recalcó Imogen.- Era magia, usted lo cree ahora, ¿verdad? ¿Qué le hizo?
-Yo ya tenía veinte años y decidí estudiar Medicina. Creía firmemente que lo que le pasaba a mi hermana era una enfermedad. Que se imaginaba a aquella mujer y todo lo que me contaba de ella.
-Usted también creyó eso de mí.
-Siempre pensé que mi hermana estaba loca hasta que viniste tú, con esa mirada asustadiza, haciéndome ver que quizás no era necesario internarla en un psiquiátrico.- La miró con cierto pudor. - Hice algo de lo que no me he arrepentido hasta ahora. Yo ya era doctor y tenía el poder de diagnosticar cualquier enfermedad, sobre todo en aquel tiempo en el que la propia homosexualidad era una.
-¿Qué hizo con su propia hermana?- preguntó Imogen escandalizada. Quizás hasta asustada del hombre que la acogía.- ¿Qué dijo que tenía? ¿Esquizofrenia? ¡Eso es denigrante! ¿Cómo pudo meter a su hermana en un centro…? ¡Y usted sabía lo que les hacían allí a los pacientes!
-Lo hice por su bien. Además, respondía a muchos de los síntomas que por aquel entonces se atribuían a la esquizofrenia. Imogen, para mí la mujer con la que se frecuentó durante años era uno de sus delirios: jamás la vi. Entiende que estaba preocupado por mi hermana. Su discurso era incoherente, decía palabras que no entendía y se reía de mi incomprensión e incluso llegó a comportarse de forma demasiado violenta con mi familia. Además, perdió audición…
-Eso es por las traslaciones… ¡Es un efecto secundario en muggles! ¡Oh, dios mío! Su hermana conoció la magia y usted la encerró…- Imogen se llevó las manos a la cabeza. El hombre ante el que ella se encontraba había arruinado la vida de su propia hermana por el desconocimiento de la magia. A pesar de que debía sentirse algo agradecida por haberla salvado, un cierto recelo hacia el doctor Morgan nació en su interior.- ¿Y el nombre? No me ha contado por qué se cambió el nombre.
-Eso también parecía parte de su falta de cordura.
-Ya, pero se llamó de una forma concreta, ¿no? Es decir, ¿por qué ese nombre? ¿Era el nombre de la mujer de la que estaba enamorada?
El doctor Morgan se encogió de hombros. Parecía derrotado, pues acababa de descubrir que había destrozado la vida de su hermana, incluso cuando él logró sacarla de allí por lástima y le ayudó a formar una familia.
-No lo sé.- Acto seguido arrugó la frente más de lo que ya estaba. - No era la única jovencita que por aquel entonces decidió cambiarse el nombre a Ivonne Donovan, ¿sabe? Parecía una moda. Pero, para mi hermana, parecía algo más personal. Estaba ilusionada por haberse cambiado al nombre porque estaba ayudando al mundo, según ella. Decía que al cambiarse el nombre estaba ocultando a una amiga y que siempre la estaría ayudando. Dijo que estaba poniéndose a ella y a su descendencia en peligro, pero le daba igual porque estaba formando algo más grande de lo que cualquiera pudiera imaginar.
-¿Y? Ni por curiosidad le preguntó, ¿no? ¿Nunca escuchó sus historias? Eran todas ciertas… Su hermana pudo estar metida en el origen de la guerra mágica de ahora, ¿lo entiende? ¡Es vital que recuerde!
-¿Una guerra mágica?
Imogen se mordió el labio. Había soltado más información de la necesaria. Su doctor la miraba examinando como solía hacer en sus sesiones. No tardó en dar la vuelta a los roles que habían estado ejerciendo.
-¿Se acuerda del Clan del Ojo del que huía? ¿El que me encerró en su clínica?- No esperó a que contestase.- Están desencadenando una guerra.
-¿Contra quién?
-No es contra quién… Simplemente quieren llevar a cabo un objetivo y se llevan por delante todo lo que les estorba. Entre otras cosas, están buscando a Ivonne Donovan… Por eso sé que su hermana estuvo en peligro. Y quizás es por eso que la mataron.
El sonido de un plato estrellarse contra el suelo y dividirse en mil pedazos les interrumpió. Un silencio ensordecedor se formó después. Imogen no quiso mirar hacia atrás. No quería enfrentarse a la furiosa llamarada de los ojos de Lola y mentirle diciendo que ella sigue loca y que son partes de sus delirios. Jamás la creería de nuevo, sobre todo, sabiendo que aquella muchacha sabía que su abuela había sido asesinada y que nadie la creía. Nadie se movió en más de dos minutos. Imogen podía observar la mirada de alerta en los ojos del doctor Morgan. Lola no se había movido.
Supo que tenía que encararla. Imogen se dio la vuelta y vio a una muchacha con la cara descompuesta, pálida y, de pronto, más niña aun.
-No entiendo.- musitó la joven, sin mover ni un ápice de su cuerpo. - ¿La magia existe?
No contaba con aquella reacción. El doctor Morgan miró hacia otro lado. Imogen asintió levemente, deseando tener magia para hechizarla y que olvidara aquello. La joven ladeó la cabeza lentamente, sin apartar los ojos de Imogen.
-¿Te contó algo tu abuela? ¿Sobre Ivonne Donovan?
La joven dio un respingo.
-¿Cómo?- Su ceño se frunció y la miró con miedo, no hacia ella sino probablemente hacia su propio conocimiento. - ¿Es cierto?
Imogen formó una sonrisa nerviosa en sus labios.
-¿El qué?
-Las historias de la abuela.- Dijo aquello dirigiéndose aquella vez a su tío abuelo.- ¿Tú las conoces? No pueden ser ciertas, ¿no? No puede existir la magia, ¿no?
En aquel momento, Imogen pudo haber aprovechado la confusión y decirle que no, que la magia no existía. Que estaban hablando de cualquier otra cosa que no involucrase una realidad paralela. Pero si hacía aquello, perdería la oportunidad de saber qué era lo que había pasado con aquella familia. Podría estar poniendo el mundo mágico en peligro solo porque Lola lo conociese, pero podría estar salvándolo a su vez.
-Me temo que sí, la magia existe.
-¿Entonces es verdad todo lo que contaba?- Aquella niña, criada con el conocimiento de que su abuela era una demente que se inventaba historias sobre su vida, dudó en ese momento de todo el sentido de su existencia y Imogen pudo verlo.
-¿Quién es la verdadera Ivonne Donovan, Lola?
-Nadie.- contestó Lola, zanjando el tema y subiendo rápidamente a su cuarto.
Imogen miró al Doctor Morgan. Estaba preocupada. Definitivamente la familia Morgan había estado en contacto con Ivonne. Aquella familia podía ser una de las claves para saber qué era lo que estaba tramando el Clan del Ojo. Y sólo lo sabía una adolescente rebelde que jamás se abría a nadie.
-Llévala a King's Cross. Enséñale el mundo mágico o pensará que estamos locos. Pero Imogen sabía que era demasiado tarde para aquello.
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