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La Tercera Generación de Hogwarts
(ATP)
Por Carax
Escrita el Martes 6 de Junio de 2017, 16:59 Actualizada el Jueves 21 de Enero de 2021, 20:22 [ Más información ] Tweet
(III) Capítulo 4: El tiempo es una pistola cargada
Lucy Weasley se había limitado durante las primeras semanas de su sexto año en el Colegio de Magia y Hechicería de Hogwarts a seguir una rutina que le hiciese escapar de sus turbulentos pensamientos. Echaba de menos a Roxanne. Siempre había sido Louis el primo con el que siempre estaba. Y era algo lógico. Como Albus y Rose. Como James y Fred. Compartir el mismo año en aquella familia hacía una unión especial. Quizás la excepción era la relación de Dominique y Molly. A pesar de estar en el último año juntas, jamás habían sido amigas además de primas. Comprensible. Dominique era demasiado delicada y Molly demasiado brusca. Quería a su hermana, pero tenía que admitir que no era precisamente una experta en mantener relaciones -ningún tipo. Fuera parte de su condición o no. Incluso sus figuras, una delgada y esbelta, y la otra algo rellenita; eran muy dispares. Por esa misma regla, incluso si Lucy y Roxanne también compartían año, sus diferencias habían influido en que no fueran como uña y carne. Esa era la razón por la que Louis y Lucy eran inseparables. Tenían numerosas cosas en común. Gryffindor. Aunque a esa Casa pertenecía un noventa por ciento de su familia. Amabilidad. Valentía. Comprensión. Dejados llevar por las emociones fuertes. Eran algo parecidos físicamente. No precisamente por el rojo de su cabello. Compartían gran cantidad de cosas. Incluso su relación de amor con Christopher Nott. El momento en el que la revelación fue lanzada al aire, supuso la mayor humillación del mundo para Lucy. Tardó en darse cuenta que no era para tanto. Que hubiese sido peor que todo el mundo lo supiese antes que ella. No solo sus primos, que esperaban impacientes, como espectadores a punto de ver el estallido del final de una película de drama muggle, la reacción de Lucy. Obviamente se trató de un bofetón a Nott. Y después de otro a Louis. Eran los dos culpables, después de todo. Era una falta de respeto. Se sentía traicionada. Despreciada. Usada. Sucia. Se daba a sí mismo asco. Y pena. No pudo más que deshidratarse durante aquel verano enjugando sus lágrimas con el río de llantos que le supuso la muerte de Roxanne. Su corazón estaba roto. Como si un vendaval la hubiera destrozado por dentro. Y es que no solo eran cuernos. No solo habían empezado a tener encuentros en Hogwarts mientras Christopher Nott seguía dándole esperanzas y retirándole los labios que no llegó a besar desde hacía meses. Quizás debió haberlo visto antes. Que aunque Nott sintiera algo por ella, sus sentimientos hacia Louis eran mucho más fuertes. Y que le daba miedo hacerlos públicos. Porque todo el mundo sabía cómo reaccionaría su familia ante una relación homosexual. Maldita sea, ni siquiera Roxanne había podido salir del armario. Su secreto yacería con ella. Tras llegar a su casa en vacaciones de verano, Nott no esperó ni un día para pedirle un momento en la Madriguera para hablar con ella. Con la presencia de Louis. Los bofetones sonaron hasta la India. Y, en seguida, ella se hubo marchado. ¿Cómo habían podido jugar con sus sentimientos de aquella forma? Se negó a verlos durante todo el verano. Pero las cartas anunciándole que habían formalizado su relación sí que le llegaban. Eso sí, no se dignó a escribir ni una palabra hacia ellos. Habría aceptado de buen grado su relación. En el hipotético caso de que Lucy no estuviese colada por Christopher. Y que los dos lo supieran. ¡Los dos! ¿Tan difícil habría sido confesárselo antes de tal crimen? O, lo que es más: que no fuese su novio. Porque Nott había aceptado aquella relación, sí, después de negar cualquier tipo de etiqueta. ¡Lo hizo! ¡Cuando estuvo hablando con su padre tras una clase en Pociones! ¡Lucy se había sentido tan afortunada de tener un suegro tan afable! Pero tuvieron que cagarla. Y desde entonces, ni una palabra a su ex. Ni a su ex amigo. Porque primo seguía siendo. La nueva pareja había tenido el gran detalle de mantenerse en secreto en Hogwarts. Y no sólo el año anterior. Sino aquel comienzo de sexto año para los tres. Para no humillar del todo a Lucy, como suponía la joven. Ella los aceptaba. Creía en el amor, ¡por las barbas de Merlín! Pero no en las mentiras. Por eso les había dejado de hablar. Ni una palabra. También por eso echaba de menos a Roxanne. Le dolía su muerte. Su ausencia. Ella era su amiga. Además de prima. Había cosas que a Louis no le podía contar. Como había sido el caso de cómo saber si Chris Nott quiere salir contigo. Aunque hubiera resultado en un fracaso absoluto, Roxanne había sido de gran ayuda. Un gran apoyo y un tierno hombro sobre el que llorar cuando las cosas se torcían. Lucy confiaba más en Roxanne que la joven difunta en su prima. No le importaba. No quería entrometerse. Roxy tenía a Moniqueue para eso. Lucy sólo tenía a Chris y a Louis. Y en ese momento a ninguno. Y a Roxanne tampoco. El exterior se aparecía como un desierto para ella. Su rutina era la de cualquier alumno de Hogwarts que pasaba desapercibido. También les llamaban marginados. Si al menos jugase al Quiddicht, alguien la echaría en falta. Se había propuesto destacar en los exámenes. Sería una alumna excepcional como lo fue su padre Percy. Runas, Aritmacia, Astronomía, Cuidado de Criaturas Mágicas, Encantamientos, Defensa Contra las Artes Oscuras, Adivinación, Herbología, Historia de la Magia, Estudios Muggles, Pociones, Transformaciones. Tenía muchos amigos aquel año. Duros de pelar, sin lugar a dudas. Exactamente los mismos que tuvo su padre. Desayunaría en el Gran Comedor. Dos clases por la mañana. En el almuerzo leería el periódico y alguna carta que su madre le había mandado. Seguiría con clases. Biblioteca. Cena. Clase de Astronomía nocturna. Dormir. Volver a empezar. Había pensado en comprarse un gato. -Lu.- la llamó alguien que la tenía que conocer lo suficiente para saber que aquel era su apodo cariñoso. Y sabía quién era. Su tono de voz era de aquellos que siempre recordaría.- Lu, puedes sentarte conmigo para desayunar, almorzar… Lo que quieras.- sugirió Louis. La joven ni le dedicó una mirada cuando cerró los libros, los guardó en la cartera, y se largó de la mesa. Lucy comprendía que era una actitud infantil. Pero se negaba a ver a Louis sin pegarle otro bofetón. Algún día le perdonaría. Lo sabía. Y sabía que Louis también lo hacía. Pero el día en el que la rencorosa- como le había llamado Molly- Lucy Weasley perdonase a sus dos amigos, primo, ex novio, o lo que fuesen, no había llegado. Al menos tenían la decencia de no insistir. Una de las cosas que Lucy no se había parado a pensar, era lo que el niño de primero que acababa de entrar en el Gran Comedor aquella mañana estaba a punto de gritar. -¡El Diario de Hogwarts ha vuelto!- los ejemplares de ese molesto periódico se dirigieron volando a todos los alumnos que se encontraban allí. Cuando uno de ellos llegó a sus manos, la joven se fue directa a una sección que particularmente le interesaba. Pero no hizo falta pasar ni una página. Allí estaba. En la portada. "Una pareja polémica. Estas noticias suelen ser objeto de la sección de cotilleos. Sin embargo, debido a su posible impacto y a la cantidad de noticias que alberga aquella sección, he decidido, yo, Tim Marrs, como director de este periódico, presentárosla en portada. No quiero relevar la fuente que ha venido corriendo, si es que su masa corporal podía tal cosa, con la promesa de una gran noticia. De hecho, ha pedido el anonimato. Y es que…Ya sabemos cómo son estos magos con las venganzas, las varitas y, en fin, cualquier acto de violencia realmente inútil. Ya está dicho. Christopher Nott y Louis Weasley. Juntos. RELACIÓN AMOROSA. Y me preguntaréis. Bueno, más bien me recordaréis. Lucy Weasley está con Nott. Sí, eso creíamos todos. Que la alegre y valiente Lucy ocupaba el aparente frío corazón de Nott. Menudo es este chico que ha decidido meterle lengua al, nada más y nada menos, que mejor amigo y primo de su novia. ¡Es extraordinario! Pensadlo. ¡Cómo debe estar la pobre cornuda! Perdóname, Lucy, pero estoy contigo. Debe ser horrible. Con todo lo que está pasando tu familia… ¡Son unos desairados! O quizás, es cosa del amor. Que siempre triunfa. Seguro que Nott ha ayudado a sobrellevar la muerte de Roxanne a Louis. Y por si quedaba alguna duda de este insólito hecho, tan solo tenéis que ver cómo, efectivamente, Lucy ya no comparte ni apenas un segundo de su tiempo con los susodichos. Yo tampoco lo haría. Y estoy seguro, a más no poder, de que tú también, joven lector. Despido esta portada con mi más sincero pésame a la familia Weasley. Hasta la próxima (si sobrevivo para entonces) Tim Marrs." -Tim Marrs va a morir.- sentenció Lucy con los ojos llameantes. Aquel intento de periodista se había puesto una diana en la cabeza. Lucy Weasley no podía hacerle verdadero daño a Nott. Seguía teniendo sentimientos por él. ¡Evidentemente! ¡No lo había superado! Y a su primo Louis mucho menos lo sometería a su furia. Pero a aquel periodista de pacotilla lo freiría a la brasa. Corrió buscando incansablemente la entrada a la Sala Común Ravenclaw. Sin percatarse, o al menos sin importarle, todas las miradas, ya de burla, o simple curiosidad, que todos los alumnos de Hogwarts le dedicaron. Algunos incluso le dijeron que lo sentían. Si su instinto asesino no hubiese sido tan fuerte, estaba segura de que les hubiera hecho sentirlo de verdad. El gilipollas, como lo había denominado en su mente en su trayecto, estaba sonriendo en el centro de, lo que suponía, que era su grupo de supuestos periodistas. Tenía que admitir que no recordaba que Tim Marrs fuese guapo. Pero el hecho de ser un completo capullo le hacía volverlo a olvidar. Le lanzó las manos al cuello. Desgraciadamente, unos brazos la aprisionaron por detrás. Pertenecían a David Morrit, de Slytherin, y Richard Carter, de Gryffindor, ambos cómplices del gilipollas. -Me parece que ya has leído la port… -¡CERDO ASQUEROSO DE MIERDA! -gritó Lucy balanceándose entre los brazos sus compañeros.- ¡TE VOY A MATAR! ¡TE VOY A AHORCAR Y DESPUÉS TE VOY A LANZAR AL LAGO, TE AHOGARÁS Y TE COMERÁ EL PUTO PULPO QUE TE VOMITARÁ POR QUE ERES UN PUTO CEEEEEEERR- DO! Tim Marrs se quedó perplejo ante aquella sentencia de muerte. Lucy parecía un boxeador a punto de patear el culo a su oponente. No sintió miedo por la simple razón de que la joven era muy delgada y los amigos que la sostenían muy musculosos. -Sí, bueno…Creo que me merezco la reacción.- contestó de forma algo arrogante. Con superioridad. -En cuanto me suelten estos dos inútiles...¡TE VAS A ENTERAR!- Lucy se sacudió más fuerte entre los brazos de sus agresores.- ¿¡PERO ME QUERÉIS SOLTAR DE UNA VEZ!?- los muchachos apretaron el agarre, con algo de temor ante la bestia que sostenían. La joven se tranquilizó y respiró profundamente.- Vale, ya me he relajado. Me podéis soltar, insensatos. La orden fue acatada. Lucy alzó sus manos al cuello de Tim Marrs, el cual no pareció sorprendido. De hecho, estaba esperando justo aquello. La joven no conseguía hacer que su mayor enemigo en ese momento se quejase de dolor. En cambio, le cogió las manos con delicadeza y las dejó caer en su torso. -Estás muy guapa así de enfadada, Weasley.- le dijo Marrs sonriendo burlonamente.- No sé por qué Nott te ha dejado por tu primo. Aquel comentario tuvo como respuesta un pisotón por parte de Lucy del cual sí se quejó aquella vez el joven. Ante el posible agarre de los compañeros de su enemigo, Lucy Weasley salió corriendo de la escena del crimen. Sabía que si denunciaban sus insultos y su violencia ante algún prefecto, sus expectativas sobre sus notas descenderían. Así, que lo suyo era huir. Incluso cuando tenía una gran cantidad de testigos en su contra. -Marrs va a morir.- musitó Lucy de nuevo para sus adentros. Realmente, no era a quien deseaba una sentencia de muerte. El abrazo fue tan delicado que parecía que la alta figura de la directora de Hogwarts no quisiese romper en pedazos a su menuda y anciana amiga. Un año que habían pasado sin verse, apenas era un mes para aquellas mujeres de gran fortaleza. El tiempo pasaba por su piel rasgándola en finas arrugas, dejando la sonrisa que siempre mostraban ante el reencuentro de una vieja amiga. Eran mujeres que habían vivido tanto que quizás cada pliegue de su piel fuese una historia. Y lo cierto era que tenían tan solo unas pocas en común. Tan duras y complicadas que era lo que les seguía uniendo después de más de medio siglo. -Es una despedida, ¿verdad, Minnie?- preguntó Vivian sentándose lentamente en su mullido sillón orejero, gesto que imitó su vieja amiga. Ambas cogieron una taza de porcelana que contenía un delicioso té, que probablemente había sido exportado desde la mismísima India. Vivian era especial. Un tanto caprichosa. Pero a la vez generosa. Tenía una figura menuda y algo cómica que la acompañaba siempre. Su risa, cada vez menos audible, podía despertar a cualquiera de lo sonora que podía llegar a ser. Era vivaz y alegre. Y eso nunca había cambiado. Ni tampoco el rastro de un acento francés que siempre luchaba por ocultar. -Me temo que sí. No sé cuánto tiempo van a esperar.- confesó Minerva.- Me gustaría que fuese rápido. Tengo miedo de que Potter me haga ir a otro dichoso interrogatorio y que realmente me echen una buena dosis de poción de esa que cuentan que te obliga a decir la verdad. Su compañera sonrió, compartiendo en silencio la tortura interna a la que se veía expuesta la profesora. -¿Y crees que encontrarán algo de Ivonne? Realmente me estoy empezando a preocupar. No creo que esté dispuesta a que mueran niñas por su culpa… -Tampoco creo que esté dispuesta a exponerse así como así.- le contestó Minerva.- Además, ¿y si tiene familia? Vivian abrió los ojos de par en par y miró a Minerva de soslayo: -¿Sabes si el bebé vivió?- esta vez recibió una triste negación. -No sé nada de ella desde que nos dejó. -¿Y si mató al bebé? Minerva le regañó con la mirada. -¿Crees que sería capaz de algo así? La mirada de Vivian le hizo dudar. -Yo no pondría la mano en el fuego por las decisiones que toma una persona tan imprevisible.- sentenció.
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