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La Tercera Generación de Hogwarts
(ATP)
Por Carax
Escrita el Martes 6 de Junio de 2017, 16:59 Actualizada el Miércoles 27 de Enero de 2021, 11:55 [ Más información ] Tweet
(VI) Capítulo 8: No hay descanso para los héroes (II)
Aplaudió y vitoreó. No era nada profesional por parte de la Ministra de Magia. Lo sabía. Más la persona más importante para su mejor amigo acababa de ser libre. Lanzó los puños al aire y se sumergió en el abrazo de la familia Weasley. Hermione Granger vio de reojo a algunos miembros del Tribunal de Wizenmagot lanzarle unas miradas de desaprobación. No le importó. Toda su vida se había acostumbrado a aquel tipo de mirada de suficiencia. Y toda su vida había trabajado para que pudiera devolvérsela. Ahora podía. Y lo hizo. Su sobrina Lucy Weasley la vio hacerlo y se aproximó a ella. Hermione tenía sentimientos encontrados con aquella muchacha. Nunca había sido cercana a ella. De hecho, no era cercana a casi ninguna de sus sobrinos o sobrinas. No se le solían dar muy bien los niños. Ni los adolescentes. En ocasiones, tampoco los adultos. -Señora Ministra -Anunció la muchacha. Tan educada y ridículamente formal como lo había sido su padre. Soltó una carcajada. Se estaba dejando llevar por la euforia de poder abrazar a Ginny de nuevo. -Lucy, soy tu tía -Le recordó. -No -Dijo ella con firmeza. -Me estoy dirigiendo a la Ministra de Magia -A Hermione no le sorprendió en absoluto su insistencia. Era Weasley. -Quisiera hacerle una propuesta para cuando acabe todo esto… -Seguramente te nombren Auror en unos meses, no te preocupes… -No -Instió ella, visiblemente frustada pero intentando no demostrarlo por la oficialidad de la situación. -Es sobre la Junta de la Ley Mágica… -¿Te parece si lo hablamos en otro momento? -Sugirió Hermione, viendo a Ginny subir al abrazo familiar, de la mano de Alice Longbotton. Su sobrina asintió sin evitar la irritación. Lucy Weasley había esperado una hora a poder hablar con su tía Hermione. Supuso que era la persona que mejor podría entenderla para desarrollar su propuesta. Había asistido al juicio como testigo de los crímenes de Edward Whitehall. ¿Y con qué se había topado? Con un consejo de magos ancianos con el único interés en saber si el acusado había utilizado magia oscura. En si Alice Longbotton y Ginny Potter habían utilizado magia oscura. ¿Violaciones de derechos? ¿Las torturas muggles? ¿La falta de humanidad? Les dio absolutamente igual. Lo único que parecían querer juzgar era el incumplimiento de una ley mágica escrita en la época de Merlín. Durante el tiempo en el que estuvo sentada en el estrado, observó la interacción. La sospecha de que Ginny Potter podría estar mintiendo, apoyada en su matrimonio con Harry Potter. La inspección de la varita de Alice Longbotton, prometiendo que los últimos hechizos eran meramente para entrenarse y luchar con el Ministerio-y así corroboró Albus Potter. La interrogación al lugar dónde habían estado escondidas. La sospecha creciente hacia Albus Potter por seguir los pasos de Whitehall y su puesta en escena como presunto acusado hasta que fue absuelto por Hermione Weasley por no haber sido llamado a aquella audiencia. A Lucy Weasley le hervía la sangre. En cualquier otro momento de su vida, quizás aquello le habría dado igual. Pero no pudo evitar pensar que su padre ayudó indirectamente una vez a Voldemort. Que apoyó a un Ministerio corrupto. ¿Se tuvo que enfrentar a ese tribunal alguna vez? Su padre hablaba del tiempo en el que se le tachó de traidor como una enseñanza que quería dejarles clara a sus hijas. Y se odiaba por no haberle escuchado nunca. Por no recordar todo el conocimiento que su padre había adquirido al estudiar la Justicia muggle y las ideas que soltaba en su casa para mejorar la mágica. Estaba segura de que los juicios muggles no permitirían nada de aquello. Se hizo sangre en la punta de la lengua al mordérsela. Pensó en unir las ideas muggles de la justicia a la sociedad mágica. Mejorar lo que recordaba vagamente de su padre. Hacerle aquel pequeño homenaje. Y su mente comenzó a trabajar. Aquella era la propuesta que no llegó a hacerle a su tía Hermione. Su tío George la llevó al Callejón Diagón. Donde le recordó que sus amigos y sus primos se estaban reuniendo en el Caldero Chorreante para celebrar que estaban todos juntos. Cuando Lucy recordó a Louis, George decidió ignorarla. "Poco a poco, Lucy", le dijo finalmente. ¿Era demasiado exigente? Su tío George desapareció. Y ella se encaminó hacia el Caldero Chorreante. No había mucha gente zumbando en aquel lugar. Algunos muggles habían encontrado entradas al mundo mágico y había dejado de ser un lugar seguro. Se encontró con dos figuras fuera del Caldero Chorreante. La muchacha, Cornelia Brooks, estaba reposando sobre el cristal del pub, su ceño fruncido y sus manos sobre las caderas de su primo James Sirius Potter. Su primo James estaba hablando. Tenía que pasar por su lado para entrar en el pub. Y casi que no quería interrumpirles. -…por tus visiones… Podemos hacer algo para evitar lo que sea que están diciendo esas estúpidas profecías y no voy a dejar que el Ojo te lleve para… -Los pasos de Lucy se hicieron más audibles. Les ofreció una mirada de disculpa. James se separó unos centímetros de Brooks. Le sonrió amablemente. -Hola, Lucy -La saludó. -Ahora entramos nosotros -Informó. Según lo que había escuchado, llevaban todo el verano sin verse. Definitivamente necesitarían un poco de tiempo a solas. Ella asintió. Sonrió dócilmente y entró en el pub. Recordó, entonces, que su tío Harry le había dicho que informara a sus hijos de que les iba a recoger cuando acabaran por su seguridad. Salió de nuevo a la fría noche londinense. Buscó a su primo y a Brooks. Y parpadeó varias veces. Estaban compartiendo un beso tan íntimo que se sintió una completa intrusa. James acariciaba el rostro de Brooks mientras la besaba. Se le encogió el corazón al verles tan dulcemente entregándose el uno al otro. Decidió volver al pub y contárselo después. Rezó para que no se le olvidara hacerlo. Pasó entre algunos magos y brujas que debían ser habituales. Y se encontró a un grupo de magos y brujas jóvenes, cuya interacción le chocó un poco al principio, más su acogida y sus sonrisas al ver a Lucy la hicieron sentirse como en casa. El ambiente del bar cargado le hizo encender las mejillas. Y pudo ver que unos ya estaban un poco intoxicados por las cervezas que proporcionaba el señor Finch-Fletchley. Para sorpresa de algunos, Dominique Weasley fue la primera en ir a abrazarle. Sí, sí. Dominque Weasley. Tenían más cosas en común de lo que le habría gustado admitir. Y vivir con ella había sido una experiencia curiosa. Su (ojalá) futuro jefe, Alexander Moonlight, le despeinó el pelo como si fuera una niña pequeña, lo cual recibió una mirada fulminante de la joven. Ted Lupin asintió hacia ella. Estaba hablando con dos licántropos de su manada, Frank Longbotton y Lola Brooks, quien le guiñó el ojo. Vic fue la segunda en abrazarle. Tuvo que fingir cierto cariño. No era su prima favorita. De repente, un brazo se enganchó al suyo y la llevó al otro extremo de la mesa. Más vacía, se dio cuenta, pues sus ocupantes habían salido a bailar. Rolf Rogers era quien la había cogido del brazo. Bill Weasley y él habían vuelto de Grecia para servir como apoyo al Ministerio en lo que pudieran ayudar. Su piel estaba mucho más morena, debido al tiempo en la cálida isla del Mediterráneo. Fue Tim Marrs quien le puso la primera cerveza en la mano y le besó la mejilla a modo de bienvenida. Le habían renovado el contrato de prácticas en el Departamento de Misterios y seguían quedando de vez en cuando con Fenwick y Morrit al salir del trabajo. Morrit la cogió por la cintura y la llevó hacia donde estaban bailando. Beatrice Fenwick la abrazó y avisó a una pareja que estaba un poco más alejada del resto. Al ver a su primo Albus bailando con su novia, Alice Longbotton, se le dibujó una sonrisa en su rostro. La misma que él esbozó al verla. Desde sus meses tras la pista del Ojo con Whitehall, se habían cogido cariño mutuo. Albus cogió a Longbotton de la mano y se acercaron a Lucy. -¡Lucy! -La abrazó. Vio a Marrs alzar las cejas. Fenwick le dio con el codo en el costado. -¡Qué bien que hayas podido venir! -Dijo con una radiante sonrisa. -Esta es Alice -Le presentó a la muchacha. Lucy se rio cantarinamente. Alice rodó los ojos y sacudió la cabeza. -Creo que… Después de todos estos años pasando la mitad de las vacaciones con nosotros en la Madriguera… Sé quién es Alice Longbotton -Se mofó Lucy. -Pero nunca te la he presentado como mi novia -Insistió Albus. Se podía decir que el joven Potter parecía bastante orgulloso de poder estar con Alice Longbotton en público. Era evidente por qué. Lucy siempre se burlaba con Louis de cómo parecían un pequeño matrimonio desde que eran unos niños. Desde antes de Hogwarts. Y hacía justo un año, Lucy había descubierto que lo que Albus sentía por Alice era admirable. Podía ver en el brillo de los ojos de Alice que era afortunadamente correspondido. -Siempre ha sido bastante obvio, Potter -Se burló Morrit. -Aunque he de decir que el hecho de que estuvieras en el Ojo, Longbotton, hace que haya apoyado esta relación desde el inicio… Lucy le riñó con la mirada. -Oh, los Potter sois tan dramáticos eligiendo a vuestras novias… ¡Me encanta! -Siguió la broma Marrs. Como vio que Albus y Alice no querían ser el centro de atención aquella noche, Lucy los cogió y los llevó de vuelta a donde estaban antes, ignorando las quejas de Morrit y Marrs. Les enseñó el dedo corazón. Se rieron y optaron por dejarles en paz. -Gracias, Lucy -Suspiró, aliviada, Alice. Recordó que Alice nunca había pertenecido a los Guardianes de Hogwarts. Nunca había estado con ellos para entender que Morrit y Marrs no eran tan arrogantemente entrometidos como hacían creer. -Se les coge cariño -Le prometió. Por la cara de Alice, no pensaba ni intentarlo. No quiso preguntar aquello. Pero debía hacerlo. -Alice, ¿cómo está Louis? Por la expresión de la muchacha, era la primera persona que se lo preguntaba. Y aquello le enfureció. Vic y Dominique -sus hermanas -estaban allí. Ellas debían estar haciendo aquel interrogatorio no ella. Ellas debían estar moviendo cielo y tierra por encontrarle. No ella. -Llevo sin verle bastantes meses -Respondió en un susurro. -Pero… No sé cómo os vais a tomar esto… Pero está mejor -Lucy alzó las cejas. Albus bajó la mirada. O sea que, entre ellos, sí que habían hablado de Louis. -¿Mejor? ¿Le han hecho algo? -Quiero decir que lo han mejorado -Aclaró rápidamente Alice. -Es más fuerte, más valiente y… Más crítico -Fue su explicación. Lucy Weasley no podía creer lo que estaba oyendo. -Y espera que sea Nott quien vaya a salvarle… -Suspiró. -Al menos la última vez que hablé con él. Tanto Albus como Alice la miraban expectantes. Ambos sabían que Louis había sido la persona más importante para Lucy durante gran parte de su vida. También sabían que fue Louis y Nott quiénes les traicionaron. Y recordarían cómo Louis se marchó de Hogwarts culpando la falta de memoria de Nott y la actitud de Lucy. Pero Lucy había intentado remediarlo todo aquel tiempo. Y Nott ni siquiera recordaba a Louis. Realmente, ¿quién lo hacía? Bill Weasley se lamentaba por creer no poder volver a verlo jamás. -Nott -Espetó Lucy. -Pretende que lo salve Nott -Repitió. Soltó un gruñido. -Si Louis se entera de cómo puede salvarse del Juramento… -Comenzó a decir Albus. Lucy arqueó una ceja y lo desafió a acabar la frase. -Se confirmará para él que debe ser Nott quién lo salve porque… -Se aclaró la garganta. Lucy completó aquello en su cabeza. -Pero Nott no quiere a Louis, ¿no? Al menos, desde que perdió la memoria… -Perdió a Louis… O Louis perdió a Nott -Asintió Lucy. -Y, de todos modos, no es como si Nott no tuviera otros problemas más graves -Añadió, recordando que era el canal de la Profecía. -Si se convence de ello, puede ser peligroso -Comentó Alice. El joven Potter y ella se giraron bruscamente con una interrogación en su rostro. -Si Nott no puede romper el Juramento Inquebrantable, verdaderamente nadie podrá hacerlo y Louis se quedará unido para siempre al Ojo y a lo que le ordenen -Recordó. No era lo único que tenía que decir. -Eso es parte del discurso del Ojo… Él huyó de su familia y se metió en el Ojo… Nadie ha intentado ir a por él… No sabe nada sobre ti, Lucy -Se lamentó. -Y el Ojo le está haciendo creer que es importante y que es imprescindible para ellos… -Como Remus Lupin -Se horrizó Lucy. -¿Remus qué? -Inquirió Albus sorprendido. ¿Nadie le había dicho con quién pasaba tiempo su hermana pequeña? Una mano se posó en el hombro de Lucy. Se giró. James Sirius Potter. Y Cornelia Brooks. Les observaban con una sonrisa. Pero ambos estaban analizando sus rostros serios en mitad del Caldero Chorreante. -¿Pasa algo? -Preguntó abruptamente James. -Tu padre me ha dicho que vendrá a recogeros -Dijo, de la nada, Lucy. -¿Ha dicho si Alice viene con nosotros? -Preguntó Albus. Lucy sacudió la cabeza. -Puede dormir en la cama de Lily, no creo que haya ningún problema -Dijo James encogiéndose de hombros. Aquella respuesta hizo que Alice sonriera. Pero que Albus sacudiera la cabeza. Lucy se encontró así misma ocultando una sonrisa ante las hormonas de su primo pequeño. -¿Has presentado ya a Brooks a la gran y temible tía Ginny? Tanto Albus como Alice se rieron como si fuera una broma interna entre ellos dos. James frunció los labios. Brooks simplemente se ruborizó. -No creo estar preparada para ese momento -Comentó la muchacha escondiéndose en la espalda de James, reposando su cabeza sobre su hombro. -Le encantarás, ya verás -Prometió Alice. No obstante, Albus, James y Lucy tuvieron que ocultar su desacuerdo con Alice Longbotton. Por supuesto que Ginny Potter adoraba a Alice. Siempre lo había hecho. Y no había vez que no la escuchara hablar en la cocina con la abuela Molly de lo perfectos que eran los dos Slytherin. De lo buena familia que eran los Longbotton. Un largo etcétera. Pero, ¿James? -Lo tendrás un poco más complicado -Admitió Albus. -James es el favorito de mamá -James le castró con la mirada. Era una forma suave de describir lo sobreprotectora que era Ginny Potter con James. Cuando escuchó que James tenía novia y que era Lola una Navidad que sonaba muy lejana, Ginny le prohibió quedar con ella hasta que ella no hubiera hablado con su familia y visto su expediente. Hablado con ella. Y tomado una decisión. No hizo falta, pues dejaron su relación. Cuando Ginny se enteró de que James estaba saliendo con Camrin Trust, le pidió al tío Neville Longbotton las notas de Trust. No se las dio. En Navidad, no paró de lanzarle pullas a James sobre lo mal que lo estaba haciendo. Se aprovechó de que ni siquiera estaba hablando con Fred ni con Susan para corroborar su teoría. Lucy tenía curiosidad por saber qué pensaba Ginny sobre Cornelia Brooks. Era inteligente -demasiado para James, tal vez. Era educada. Bonita. Trataba bien a James y James era una persona razonablemente más madura desde que comenzó a escucharla. Su gran "pero" era que se trataba de la descendiente de Morgana. La semilla del apocalipsis. -No te preocupes, me aseguraré de que esté mi padre delante… Ya lo conoces y está muy orgulloso de ti -Le guiñó el ojo a Brooks. Lucy, Alice y Albus pusieron los ojos en blanco. Caer bien a Harry Potter era tarea fácil. -¿No vas a ir a la casa de los Potter hoy? -Cambió de tema Lucy. -Estoy viviendo con mi hermana en Raglan -Anunció. -¿Y tú vas a ir con ella? -Le preguntó a James. Este sacudió la cabeza. -Lleva mucho tiempo sin ver a su madre… No quiero quitarle al hijo favorito en su primera noche de libertad -Sonrió Brooks. -Sobre todo, cuando está harta de vernos a nosotros -Añadió Albus. Hubo un suspiro colectivo. -Bueno, Lucy, ¿cómo llevas vivir sola sin Dom? Ella sonrió al cambio de tema. -¡Muy bien! -Aseguró. Se aclaró la garganta. -Es decir… La echaré de menos y eso… -Nunca pensaría que te escucharía hablar así de Dom -Se rio James. -¡Las personas cambian, Jamesie! -¡Desde luego! -Corroboró. -Solo hay que verte a ti -Le alabó. -Mi hermano no te lo habrá preguntado… Pero nuestra madre querrá saberlo en cuanto le digamos que hemos estado contigo… Ya sabe que Dom y Moonlight están viviendo juntos… Y Vic… Bueno, es Vic… ¿Y tú? -Esto lo dijo con una sonrisa de suficiencia. Arqueando las cejas. Brooks le dio una palmada en el brazo. Bien hecho. -¡Qué! Oh, venga, Lucy, tú nos lo habrías preguntado a nosotros… -¿Desde cuándo eres cotilla, James? -Preguntó Albus. -¿Desde que necesito un tema para distraer a mamá de que me pregunte por Cornelia? -Ironizó en un bufido. -O sea que sí que debo preocuparme -Se lamentó en una risa Cornelia. -Oh, vamos, dejad a Lucy… Ha venido aquí a celebrar que va a destrozar a Whitehall -Recordó Alice. Lucy tenía nueva persona favorita. -Solo dime que estás con Marrs, Morrit o Rogers -Se encogió de hombros. Se puso pensativo. -¿O es con algún Auror de la Academia…? Creo que cuanto más jugosas la historia más tiempo ganaré… -Pensé que yo era el Slytherin -Se mofó Albus. -Enfrentarse a Ginny requiere más valentía de la que nos da Godric -Dijo seriamente el Potter más mayor. -Me están dando muchas ganas de conocer a tu madre, James -Se rio Cornelia. -Oh, solo tienes que fingir que te gusta el Quidditch -La apoyó Alice. -No es verdad -Dijo Lucy. -Solo tienes que contarle toda la historia de cómo conociste a James para tenerla enganchada durante horas -Se rio. Ante aquello, Brooks optó por hundir su cabeza en el pecho de James. Este la acogió con una sonrisa y les sacó la lengua a su familia. -¿Por qué no estáis bailando? -Lola se introdujo en la conversación. Señaló al resto. Todos habían comenzado a bailar. Rogers y Morrit estaban intentando simular un baile sensual entre los dos. Fenwick intentaba seguir el ritmo de Marrs. Ted y Moonlight estaba sobre la barra viendo bailar a las hermanas Delacour. -Vamos, Jamesie, necesitamos tu atractivo trasero allí -Le dio un rodillazo en el culo. Todos se rieron. Tendió la mano a Lucy. -¿Me concedes este baile? Lucy cogió la mano que tenía libre con la cerveza y asintió. Todos acabaron bailando con todos en algún punto. Cornelia Brooks y Alice Longbotton bailaron entre risas mientras los hermanos Potter hacía girar a Lucy en vueltas. Lola había optado por bailar con Marrs y Morrit con un tono no para todos los públicos. Moonlight acabó bailando con Dominique. Y Rogers y Fenwick se besaron en un momento de la noche en la que todos decidieron que estaban demasiado felices. Y todos a la vez. Eran jóvenes. Acababan de darles una buena noticia. Y se merecían disfrutar de aquel pequeño lapsus de ficción. Porque fuera del Calderón Chorreante. Fuera del callejón Diagón. Londres aún padecía la patología de la guerra.
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