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La Tercera Generación de Hogwarts
(ATP)
Por Carax
Escrita el Martes 6 de Junio de 2017, 16:59 Actualizada el Domingo 17 de Enero de 2021, 16:45 [ Más información ] Tweet
(V) Capítulo 45: Impulsos (II)
La Granja. Así se llamaba la colonia de dragones de Rumanía. Ya no era solo eso. No solo había dragones. También se habían unido vampiros, licántropos y veelas. Era un campamento improvisado para el Temple. Muchos de los magos y brujas que tenían residencia en Londres y había sido estruida en la Caída se refugiaron allí. Era una transición. Hasta que Alexander Moonlight no preparase a su manada y fortaleciera un territorio para el Temple en Inglaterra, todos se quedarían allí. Moonlight recibía ayuda de todos. Inglaterra había sido el lugar elegido para el Temple. Era el inicio de todo, ¿no? También sería el final. Qué dramático todo, solía pensar Fred Weasley. Habían dado la bienvenida también a las hermanas Brooks. Fred Weasley agradecía la presencia de Lola de manera infinita. Se había convertido en rutina practicar con ella sus nuevos poderes. Estaba demasiado emocionada con la forma en la que hacía revertir los hechizos sobre el resto. Aunque la agotara después. Tío Charlie les dijo que era porque no estaba acostumbrada. Newt Scarmander y la Sanadora Bell estaban fascinados con su poder. Que Lola fuera la única bruja de la historia en hacer algo así solo hacía que chillara de la emoción y, bueno, la contagiara. Lo alucinante era ver a las dos hermanas practicar sus poderes. Mientras que Lola rebotaba todos los hechizos, Cornelia podía absorver la magia de los demás. Simplemente wow, ¿verdad? La señora Breedlove explicó que aquello era una particularidad de la sangre de Morgana. ¿Cómo había conseguido hacer eso? Exacto. Magia negra. ¿Y quiénes alteraron la sangre de Morgana para hacerla sumamente poderosa e invencible? ¡Sí, seguidores de los fundadores de Hogwarts, Salazar Slytherin! No solo se aseguró de dejar un basilisco que se comiera a los nacidos muggles, sino de crear un arma que dominara el mundo muggle y mágico. Por supuesto, Morgana estaba de acuerdo. Gran historia que contó Breedlove y que dejó petrificados a todos. Fred estaba ya acostumbrado a todas aquellas paranoias. Dejó a Lola practicar con los hechizos que le lanzaba Gwendoline Cross. Aquello también era increíble, por cierto. Lola erea un desafío para Gwen… Y, para los más curiosos, por supuesto que todas las veces Lola acababa comiendo barro, porque Cross aprovechaba que los hechizos rebotaban sobre ella para lanzarse hechizos como Levitacorpus y saltar por los aires para noquear a Lola. Todos eran fans ocultos de Cross. No se extrañaba ahora en absoluto por qué Longbotton se convertía en un adorable pagafantas a su alrededor. Se alejó y se aproximó a los nuevos dragones que habían traído. Hacía unos noches, Norberta había dado a luz a una dragona. Era preciosa. Con escamas negras como la noche. Ojos de un ambar espectacular. Charlie le dejó ponerle nombre. Y la bautizó como Susan. Sip, aún estaba un poco prendado de su novia. ¡Eh! ¡No hacía falta que nadie sientiera pena por él! Nunca la olvidaría -eso fue lo que le pidió. Pero ya era más fuerte. Había pasado un año y… Aún la echaba de menos dolorosamente, ¿a quién quería engañar? -¿Crees que Susan es este animal? -Preguntó Monique Jordan detrás de él. Había llegado con otros Sanadores y con varios pacientes a la Granja el día anterior. Fred le había enseñado a Susan. Y la vio acercarse a la pequeña dragona a lo largo del día en varias ocasiones. -Las tribus africanas creen en la reencarnación -Respondió Fred.- Se lo pregunté a una de sus líderes. Me dijo que lo sería si yo lo creía. Se rascó la nuca. Las tribus africanas que había allí no eran su parte favorita del Temple. Le daban miedo, ¿vale? Con sus ojos desorbitados y sus historias de fantasmas. No lo que le gustaba escuchar justo antes de dormir. -¿Y lo crees? -Cuestionó Monique. -No -Dijo, después de una breve pausa. - Si creyera que Susan está ahí dentro, me volvería loco -Dejó escapar una risa triste. -Necesito seguir adelante con mi vida. Es lo que ella hubiera querido -Suspiró. -Me ha costado entenderlo. Vio a Monique Jordan asentir vehementemente por el rabillo de su ojo. -Eso es muy maduro por tu parte, Fred. Él se rio. Supuso que si ni su hermana ni su novia estuvieran muertas, Fred realmente no tendría ningún motivo para hablar con Monique Jordan. No tenían absolutamente nada en común. Pero, ¿en aquel momento? Monique era la única que podía entenderle perfectamente. -Sí, sé que para ti siempre voy a ser el hermano pequeño de tu mejor amiga, pero… Uno puede crecer -Se encogió de hombros. Le indicó a la muchacha que volvieran a la zona de las carpas donde los magos y brujas dormían y hacían su vida normal. Estaba anocheciendo y quería dar una vuelta por el cielo antes de ir a dormir, pero tendría que avisar antes a Charlie. -Creo que has llevado esto mejor que yo -La vio sonreír. -¿Bromeas? -Inquirió, incrédulo. -¿Has encontrado una cura con Nott para los experimentos de Schneider? -Bueno, ha sido el equipo… -Se excusó humildemente. -¡Has sido tú! ¡Una aprendiz! ¡Es increíble! -Exclamó con los brazos abiertos. No pasó desapercibido cómo la mirada de Monique se tornó unos tonos más tristes. Decidió ignorar lo que, más que probablemente, estuviera pensando sobre él. O sobre lo que podría haber sido. Él y Susan. Serían increíbles. Estaban siempre llenos de felicidad. Hasta que no quedó ni rastro de ella. Wow, Fred, tenía que dejar de hablar con Dominique o escuchar hablar a Breedlove. Menuda intensidad. -Tengo que pedirte un favor, Fred -Dijo en voz baja. No le dio tiempo a preguntarle qué quería. Monique Jordan lo introdujo rápidamente en la carpa de los Sanadores. Más bien, la de los pacientes. Había camillas. Y personas postradas en ellas atadas a estas. ¿Los pacientes? Sí, eran aquellos que Jordan y Bell habían identificado como posibles "cigarras". ¿Qué por qué los habían llevado allí? Por el fuego de dragón. Por el fuego de veela. Y porque no pondrían en peligro a inocentes. Chasqueó la lengua. -¿Pensé que ya te iba a ayudar con esto? -No estaba seguro de qué más podía pedirle, además de fuego. No era como si tuviese el componente espiritual para nadie más que para Sue. Se detuvieron en una camilla. Fred disparó sus cejas hacia arriba. Sentada allí, con cadenas en sus muñecas y bebiendo un zumo de calabaza, se encontraba la Slytherin que había sido aquel año Premio Anual, Claire Jenkins. -Oh, hola, Weasley -Le saludó con una sonrisa. Fred se dirigió con una ceja alzada a Monique Jordan. -¿Cuál es el favor exactamente? -Susurró. -Hacerle compañía -Suspiró en voz baja. -Su familia no ha funcionado como componente espiritual… Y estamos probando a ver si puede dominar a su… ¿Alma interior? El joven lanzó una bocanada de aire frustrado. -No soy el mejor para hacer compañía a nadie… ¿Por qué no se lo dices a Lola? -Porque, Fred, si su cigarra despierta y está al lado de las Brooks… ¿Crees que sería una buena idea? -Fred rodó los ojos. -Además, ¿no eras de su curso? -No me digas que tú hablabas con todos los de tu año, Monique -La acusó. Fred arrugó la frente. -¿No era novia de Morrit? ¿No habéis probado con él o Marrs? Monique tensó los labios. -No quiere preocuparles. -Qué estúpida… Si muere es cuando se preocuparán -Espetó ácidamente. -¡Fred! -Le regañó Monique. Por suerte, estaban a cierta distancia de Jenkins y no estaría escuchando su conversación. -Ella es la que tiene que tomar la decisión… Entonces, Fred supo cuál era realmente el favor. -Quieres que la convenza -Dijo en voz alta. -Porque crees que estaré deseando ayudar a alguien con las mismas características que tu hermana para no sentirme tan mal -Controló su enfado, para no asustar a Jenkins. -Vaya, vaya, Jordan… Tanto tiempo con Nott te ha convertido en toda una Slytherin… -¿La vas a ayudar entonces? -Insistió Monique. Fred bufó y resopló. -¿Por qué no la ayudas tú que eres la que tiene más contacto con Marrs y el resto de sus amiguitos? -Un poco enfadado sí que se notaba que estaba. -Fred… -No pienso ayudarla porque sea igual que Susan… Porque no es Susan… Porque si Susan hubiera tenido esa oportunidad nunca la desaprovecharía… Lucharía hasta el final… -Fred no se dio cuenta, pero comenzó a detestar la actitud de Jenkins en aquel instante. -No me extraña que sea Slytherin -Siseó. Se dirigió a Monique Jordan. -No pienso ayudar a nadie que tenga un deseo de muerte. -No quiere preocupar a sus amigos, Fred, porque no sabe si funcionará con ellos… El componente espiritual puede ser… Complicado… -Si quiere morir sin intentarlo, que lo haga -Espetó, en unos decibelios más altos. Que por supuesto, llegaron a los oídos de Jenkins. Dejó de escucharla beber zumo. La fulminó con la mirada. Monique Jordan lo cogió del antebrazo. -Te recuerdo que Susan no nos dijo nada tampoco a nosotros -Insistió Monique Jordan. -Y mira en lo que nos ha convertido -Siseó Fred. -Nos ha arrebatado la oportunidad de ser felices por su estúpida decisión, Jordan -Soltó por primera vez. -Te equivocas -Alzó la voz. -No ayudaré a Jenkins porque me recuerda a Sue… Si ella no ve que puede destrozar las vidas de sus amigos… Es que quizás no lo sean para ella. Aquello último lo dijo mirando fijamente a Claire Jenkins. -Vete a la mierda, Weasley -Siseó Clarie Jenkins. Se limpió un líquido azul que le salió de la nariz con el puño de su camiseta. Sin perder la misma mirada de odio que Fred Weasley le estaba dirigiendo a ella. Escuchó a Monique Jordan resoplar. -Bueno, Freddie, si no vas a ayudar a mis pacientes, puedes largarte de… Fred ya se había marchado de allí lanzando humo por la nariz. Llevaban solo una semana de vacaciones de verano y ya estaban inmersos en su nuevo objetivo. Debían salvar el mundo mágico. No había pócima ni hechizo para salvarles de Morgana. Pero… Eso era lo que Hugo Weasley sabía desde el principio. Debían entender las profecías como historias. Como personas. No como problemas matemáticos. Sí, tenía sentido aplicar la estadística en algunos ejemplos… Más necesitaban entender todo aquello como voluntades humanas. El destino, después de todo, era una suma de decisiones de almas conectadas. Lorcan había salido del baúl a por una serie de libros que se encontraban en Hogwarts. Habían suplicado a Madame Pince acceso a la biblioteca en verano. Ella les había dado un catálogo encantado en el que podían obtener cualquiera a distancia. Al parecer, tan solo Lorcan Scarmander se había ganado el respeto de la bibliotecaria para ello. El Ravenclaw y la Hufflepuff se quedaron a solas en el baúl que había sido un regalo de ella a él. Lo habían convertido en su sala de investigación. Su laboratorio. Y era el primer hogar que Hugo Weasley consideraba suyo. No habían hablado de lo que ocurrió en la Casa de los Gritos hacía semanas. Hugo recordaba trozos que habían sido completados gracias a otras personas que no estuvieron tan perjudicadas como él. Un Peter Greenwood encantado de rellenar todas sus lagunas. Lo más importante: había besado a Lyslander y a Seb. Lo que aprendió después -gracias, Greenwood, por tu gran aporte -era que Lyslander y Seb ya se habían besado antes. Aquello solo hizo que a Hugo le gustaran más. No tenía una explicación lógica. Como el destino, se trataba de algo humano. No era posible medirlo en números. Y tampoco era como si pudieran hablar de aquello sin preocuparse por Sebastian McKing. Hugo Weasley no lo veía desde que intentó protegerle de sus amigos en la Caída de Londres. Nunca había visto a su amigo tan vulnerable. Y quiso hacer todo lo posible para evitar volver a hacerlo. Trust les había mandado una carta a Lys y a él reconfortándoles y diciéndoles que ella se encargaría de cuidarle el verano. Que les avisaría cuando pudieran visitarle. Lyslander había sido más fuerte que Hugo en eso. Estar en el baúl e investigar desde el primer día les obligaba a distraerse. Y no era como si pudiera hacerlo teniendo a Lyslander en frente. Recogió las cartas que le habían llegado aquel día y las reposó sobre su regazo. Contempló a Lyslander fruncir el ceño mientras leía una de las cartas que se habían repartido para acelerar el trabajo. Se encontró a sí mismo contemplándola. Mesmerizado. Era un poco estúpido hacerlo. La había visto billones de veces. Y, en cambio, ella parecía mucho más madura. Era, incluso, un poco intimidante. Es decir, sí, claro, Lyslander era…Adorable. Pero se percató de que comenzaba a convertirse en una joven extraordiariamente atractiva. -Deberías leer esta carta de Rogers, Hugo -Le comentó, sacándolo por completo de sus pensamientos. Se la tendió. -¿Me haces un resumen? -Si te hago un resumen, me vas a decir que me detenga, porque vas a querer leerlo tú -Consideró su amiga. -Creo que… No sabemos nada, Hugo… Las profecías… Morgana… Hay algo más que se nos escapa. Hugo Weasley asintió. Estaba completamente de acuerdo con Lyslander. Había llegado a aquella conclusión hacía unos meses, cuando se desesperó por no entender a qué se referían las profecías con la "magia original". No venía en ningún sitio. Ningún libro. Nada. La Guardiana de la Magia le había dicho que no sabían a que se referían. Pero, oh, debía ser importante. Porque todo parecía girar en torno a eso. La Guardiana de la Magia, había descubierto, quería que Morgana volviera solo porque así hallarían la magia original. Comenzó a leer la letra obstusa de Rolf Rogers. Recordó que no había estado presente en la Batalla de Londres, como el resto de Guardianes de Hogwarts de su edad. No se había parado a pensar en aquello hasta que estuvo a mitad de la carta. Donde la información importante se encontraba. Aguantó la respiración. "…Y entramos al antiguo Oráculo. La maldición que había que romper, bueno, era un sello que algunos rompemaldiciones ya se habían encontrado por todas partes del mundo. De origen nórdico, por cierto. Lo cual indica que el cierre de ese oráculo fue mucho tiempo después de su inauguración. Según lo que hemos podido recabar, creemos que el oráculo no se utiliza desde la última bruja, Safo. Hemos podido analizar los restos de rituales que se llevaban a cabo allí. Había restos de hierbas, líquidos, runas… Y, déjame decirte, Weasley, pero vas a flipar. ¡Son los mismos rituales que llevaban a cabo los celtas para la diosa Coventina! ¡Ya sabes! ¡La Dama del Lago! ¿Sabías que Nymue era una de las Guardianas de la Magia? ¡Es una pasada! Pero, con lo que nos quedamos flipando nosotros fue con otra cosa que estaba oculto en ese oráculo… Bastante inquietante… A los menos valientes les produciría pesadillas. Pero, ¡eh! ¡Soy un Gryffindor! Era una cabeza de un hombre con los ojos abiertos… ¡No una calavera, sino una cabeza con carne y… viva! Bueno, no viva exactamente, sino… No muerta. No responde a nada. No sabemos cuántos años puede tener, y ¡déjame decirte! ¡No podemos acercarnos a ella! Una banda de hadas del bosque se pusieron a lanzarnos maleficios en cuanto lo intentamos… ¿De dónde salían? Llevaban custodiando a esa cabeza desde que se tapó el oráculo al exterior. Volviendo a la cabeza, estaba intacta. Por cierto, algunos magos han dicho que debe ser la cabeza de Orfeo, el dios ese de los muggles. Ya sabes, porque supuestamente fue decapitado en las orillas de esta isla. No sé qué opinar. ¿Existieron los dioses griegos? No creo que fuera Orfeo, si soy sincero. Pero así lo llamamos. Y la magia que lo mantiene vivo… ¡Demonios! Aún no hemos conseguido descifrarla. Es como si mantuviera viva a esa cabeza… Como si no hubieran pasado miles y miles de años por él. Su alma reside en él, está claro. Debe ser una magia antigua si tiene tanto poder. Los magos expertos que hemos llamado en confidencia… ¡ni idea de lo que puede ser! Nada similar en ningún sitio del mundo. Déjame decirte, alucinante. El agua recorría su cabeza y emitía luz. También hemos encontrado algo que nos ha descolocado un poco… Sobre todo desde el punto de vista histórico… ¡Hemos encontrado piedras vikingas por todo el templo! No las hemos querido mover… ¿Y si aún pueden llevarse rituales allí? No sabemos nada de nada… ¡La primera vez que vemos unas piedras así también! Siento no concretar nada en absoluto… Todo es demasiado nuevo… ¿Pero tal vez tú podrías conectarlo con algo de tus profecías y todas tus movidas? Sobre todo, porque es similar a la Dama del Lago. ¿Tu amiga Breedlove podría echarnos una mano? Son muchas cosas… ¡Y quizás no tenga relación con nuestra guerra! Aunque sabes, tan bien como yo, que no puede ser una coincidencia que sea un ritual similar al de la Dama del Lago. Espero ayudar a tu cerebro a echar más humo. Marrs me mantiene al tanto de lo que ocurre. Es una pena lo de McKing… ¿Las Brooks están bien? Dale un abrazo a todos. Un saludo desde Grecia, R.R" Hugo sonrió. Si Safo había mantenido el alma viva de Orfeo durante milenios… ¿Cómo no iban a haber mantenido unos simples siglos el Ojo al alma de Morgana? Como había apuntado Rogers, había algo que conectaba todo. Solo que aún no habían descubierto que era. Y el tiempo estaba en su contra. El Ojo ya sabía que quiénes eran los instrumentos principales. Solo necesitaban descubrir que Nott era el canal… Y lo harían. Morgana volvería. Hugo se había planteado en numerosas ocasiones si era algo inevitable. Si volvía Morgana, ¿no tendrían el futuro oscuro del que Remus Lupin y Theia Malfoy procedían? ¿No era su deber evitarlo? Resopló. Alzó la vista de la carta. Y se frotó los dedos sobre la frente. -¿Tú qué opinas, Lys? -Le preguntó a la muchacha que, pacientemente, había esperado a que llegara al final de la carta. La muchacha sonrió tímidamente. Por supuesto que tenía una opinión al respecto. Era Lyslander. Trastocaría todo lo que había pensado hasta aquel momento. -Debemos ordenar nuestras prioridades, Hugo -Asintió ante su propia declaración. Hugo suspiró. -Ahora mismo debemos encargarnos de que adelantar una solución para acabar con Morgana si vuelve… Y proteger a Cornelia al mismo tiempo. -¿Y si todo esto…? ¿Es la clave para acabar con Morgana? Ella ladeó la cabeza. -No lo sé, Hugo -Confesó. -Pero pienso que, si tienen relación, lo descubriremos… Pero debemos centrarnos en Morgana… -¡Nymue tiene relación con Morgana! Quizás había sonado mucho más exasperado de lo que estaba. Lyslander se quedó enmudecida por un momento. Desgraciadamente, estaba acostumbrada a lo susceptible que podía llegar a ser Hugo Weasley en mitad de un debate similar. -Hugo -Dijo detenidamente. -Sé que estás absorbido por todos estos misterios -De nuevo, su tono era suave. Hugo chasqueó la lengua. -Sé que todo esto tendrá relación al final… Pero… Me has pedido mi opinión -Concluyó con franqueza. -Y prefiero asegurarme de que mis amigos están a salvo antes de resolver los misterios del universo. Le miraba con firmeza. Esa era la diferencia entre Hugo y ella. Y, por esa razón, muchas veces no la quería a su lado. Le recordaba el lado humano de aquellos enigmas. Le recordaba que aquello no era un juego. Un misterio que resolver. Sino una cuestión de vida o muerte. Y, al mismo tiempo, la necesitaba a su lado para que se lo recordara. -¿Y si resolver esos misterios… resuelven nuestros problemas, Lys? -Insistió Hugo Weasley. No pareció convencerla. Algo que le frustraba y le fascinaba al mismo tiempo. -No podemos tener cientos de frentes abiertos -Repitió. -Acabemos un problema y después empecemos otro… -Pero, Lys, tenemos mil problemas… ¿Cómo pretendes priorizar? ¿Por favoritismo…? ¿Por quién menos ganas tienes de que lo pase mal…? -¡Hugo! -Exclamó horrorizada. El muchacho frunció el ceño. -¡Cómo vamos a…! ¡Hugo! ¿Cómo puedes pensar así? -Se levantó de repente. Y se acercó a las escaleras con pasos pesados. Oh, no. No sabía qué había dicho exactamente para hacerla enfurecer así -con Lyslander nunca estaba seguro. Algo en su interior le dijo que debía perseguirla. Hugo no solía escuchar a ese tipo de señales, tan solo si había alcohol de por medio. Oh, mierda, Lys comenzó a subir las escaleras sin mirar atrás. -Lys… -Arrastró su nombre entre dientes. -Lys, espera, no te vayas. -No, Hugo, vine a ayudarte para salvar a mis amigos, no para sentirme inteligente por resolver tus malditas profecías -Dijo la muchacha. Oh, ¿Lys maldiciendo? -¡Pero es así como los vamos a salvar! ¿No lo ves? ¡La respuesta se esconde detrás de todo lo que estamos haciendo…! ¡Por favor, Lys! Siento si parece que no tengo en cuenta que se trata de vidas de personas que nos importan… Por eso te necesito conmigo… La muchacha se giró hacia Hugo con una triste sonrisa pintada en su rostro. -Ojalá mostrases tus sentimientos más a menudo -Dijo simplemente. -Siempre muestro mis sentimientos -Replicó el muchacho. Ella se rió. -¿Es…? ¿Es cierto que me necesitas? Hugo pausó un momento para pensar, exactamente, qué demonios había soltado por su boca en un intento de detener a Lyslander Scarmander. ¿En serio le había dicho que la necesitaba? ¿Por qué? ¿Qué clase de persona decía algo así? Arrugó la nariz, indignado con su propio comportamiento. Se suavizó cuando vio la mirada divertida de su amiga sobre él. -Pues claro que te necesito, estúpida -Siseó, aunque el humor bailó en sus ojos castaños. -¿Cómo piensas salvar a los que quieres sin mi intelecto y sin tu humanidad? Eso la hizo feliz. Y a él le transmitió aquella felicidad. Ella bajó corriendo las escaleras y se abalanzó a sus brazos. Y lo abrazó. Hugo respiró profundamente sobre su cabello dorado. Su calidez le hacía sentirse como en casa. Ella se separó y sonrió de manera radiante. Si solo pudiera capturar ese momento para siempre… -¿Vas a besarme o qué? -Inquirió la muchacha. Hugo tartamudeó. Parpadeó varias veces y, antes de que pudiera replicar, Hugo sintió los labios de Lyslander Scarmander posarse sobre los de él. Fue un gesto pequeño. Minúsculo y breve. Un instante en el que Hugo Weasley supo que no era solo que encontrara a Lyslander bonita, sino que estaba perdido con ella. Se separó de él y lo miró con curiosidad. -Besas mejor que Seb -Logró decir. Y ella se rio con su cantarina voz. -¡Eso es porque estabas borracho! -Se mofó. -Seb besa muy bien… Cómo te agarra del cuello y cómo te acerca… -La vio morderse el labio y quiso hacerlo él. -Nos tendrá que dar clases entonces -Sugirió Hugo. -También lo necesitamos a él, ¿no? En lugar de asentir, Hugo la besó. Lyslander tenía razón, desde luego. Ambos necesitaban a Sebastian McKing. Se necesitaban los unos a los otros. Los tres arreglarían aquello. La despreocupación y la valentía de Seb; la humanidad y la alegría de Lyslander; el ingenio y el intelecto de Hugo. No había profecías sobre ellos. Más Hugo intuía que serían importantes. Se reunieron en las ruinas del Ministerio de Magia. Al estar debajo del Parlamento británico, también había sufrido daños. Los empleados habían sido desalojados. Magos y brujas trabajaban juntos para crear un nuevo Ministerio. Un nuevo Parlamento. Que uniera al mundo mágico y al mundo muggle. Ese era el nuevo objetivo. Pero, antes de nada, necesitaban a un nuevo Primer Ministro. A alguien que les representara a todos. Alguien con experiencia. Que entendiera los problemas de los muggles, de los magos, de las brujas, de las diferentes criaturas mágicas. Alguien fuerte. Alguien a quien todos pudieran admirar. Que llevara al Ministerio a buen puerto. Ella se alzó ante todos los magos y brujas allí reunidos. Prensa. Políticos de otros países y comunidades aliadas. Criaturas mágicas. De todos los rincones. Amigos. Familia. Sus hijos, compartiendo la admiración hacia su madre a su lado. Su marido, detrás de ella, sonriendo tan orgulloso como cada vez que la veía hablar en público. Como cada vez que la sorprendía. Sabía que nunca dejaría de hacerlo. Porque era Hermione Granger. Y estaba destinada a aquello. -Las cosas más importantes son aquellas que más trabajo cuesta decir -Comenzó a decir en su voz segura. Transmitiendo seguridad y templanza. -Las palabras en voz alta las apagan. Las palabras encogen las cosas que parecen no albergar límites en la mente y que se convierten en meros hechos cotidianos cuando salen a la luz -Prosiguió. -Richard McKing fue uno de nuestros mejores Ministros. Y hoy le rendimos homenaje siguiendo su creación. Un mundo mágico unido. Un mundo mágico que tiene en cuenta a todos sus miembros… Sin clasificaciones, sin restricciones… Un mundo mágico libre que pretende unirse con el muggle -Suspiró. -Hoy me presento ante vosotros como vuestra Ministra de Magia -Anunció. -No voy a hacer promesas que no vaya a cumplir. Por lo que os anuncio hechos que van a ocurrir. Seré la última Ministra de Magia que no hayáis elegido. Nos uniremos a la democracia de los muggles… A su estado de Derecho. A sus cartas de libertades y derechos fundamentales y las adaptaremos a todos nosotros… Será un proceso difícil en una guerra… Pero no somos guerreros. Somos ciudadanos que van a proteger lo que quieren… Vamos a proteger a Inglaterra, amigos -Tragó saliva. -Y esta vez… Vamos a hacerlo unidos. El aplauso retumbó por todo el Atrio.
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