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La Tercera Generación de Hogwarts
(ATP)
Por Carax
Escrita el Martes 6 de Junio de 2017, 16:59 Actualizada el Domingo 17 de Enero de 2021, 16:45 [ Más información ] Tweet
(V) Capítulo 45: Impulsos (I)
(V) Capítulo 45: Sin resolver Creía que comprendía mejor el mundo mágico desde que era la aprendiz de la Guardiana de la Magia. No obstante, cada vez era más confuso. Más cruel, más desconsolador y aterrorizante. Nadie estaba a salvo. Ni siquiera El Refugio era ya un refugio. Victoire Weasley había acogido allí a todos los magos y brujas que no cabían ni en Hogwarts, ni en San Mungo, ni en la Madriguera. La Sanadora Bell había ido a asistirle con las heridas y los maleficios. Su madre también. Bill Weasley estaba en un Comité de Gringrotts para poner a disposición del Temple los artilugios antiguos que pudieran servirles para la guerra. Aquellos que los Rompemaldiciones habían encontrado en tumbas milenarias y que podían utilizarlas ahora como armas. Habían sido días agotadores. Ted y ella decidieron dejar a Remus con Andrómeda Tonks mientras el mundo volviera a la calma. Pero no lo hizo. No había Ministro de Magia. El resto de Ministerios del mundo se enfrentaban al miedo furioso de los muggles. Los muggles no respondían a sus mensajes. No querían reunirse con la "especie de humanos" que habían arrasado con Londres. Era demasiado pronto para llegar a un acuerdo. Más tremendamente necesario. Si el Ojo se apoderaba de la narrativa de lo que había ocurrido, el Temple estaría perdido. Se estaba librando una carrera para unir a los muggles a sus mundos. Tenían bazas a su favor. Magos y brujas nacidos de muggles que podían convencerles. Incluso miembros de la comunidad mágica que se habían ido a vivir al mundo muggle. Debían hacerlo con cuidado. Pues muchos eran ya los que habían agredido a sus conocidos cercanos al enterarse de la verdad. La Guardiana de la Magia fue a visitarla. Siempre con calma, le contó cómo esa profecía era un retorno al medievo. No le extrañaría si comenzaban a perseguir a magos y brujas, recapacitó. El mundo se estaba preparando para dar la bienvenida a Morgana. Desde que supo aquello, Victoire Weasley tenía pesadillas. Y una de ellas se hizo realidad. Su hijo. Remus. Había venido del futuro para ser el guía hacia la oscuridad. No solo eran testigos de aquello Charlotte Breedlove y Sebastian McKing al asesinar su hijo al Ministro, sino también su prima pequeña Lily Luna Potter. Porque, incluso si la muchacha de trece años se hubiera negado a revelar su error en confiar en un joven que decía ser su amigo, Theia Daphne Malfoy se había encargado de avisar a todo el mundo de lo que había pasado. La viajera del tiempo había hablado con Lily Potter sobre Remus durante los días en los que Lily volvió a su casa de Hogwarts. Su abuela Molly le había contado como su prima estaba llena de ira y traición y no quería salir de casa. Estaba avergonzada y no quería tener que enfrentarse a nadie. La siguiente parada de Theia Malfoy fueron los padres de Remus. Ella y Ted. Theia Malfoy les había reunido en el Refugio. Ted Lupin había recogido al pequeño Remus de la casa de su abuela. Cuando escucharon todo aquello sobre Remus, no quisieron tenerlo lejos. Incluso Ted se mudó unos días al Refugio. Tuvo que prepararle una habitación que habían agrandado para los heridos días antes. Decir que su convivencia había sido tensa sería infravalorar las circunstancias. Al menos, estaban en términos cívicos. -¿Os molesta si utilizo palabras que pueden sonar a insultos hacia vuestro hijo? -Preguntó seriamente Theia Malfoy, cruzando las piernas y mirando con cierto recelo al niño de dos años y medio que estaba en frente de ella. Victoire lo apretó más hacia ella inconscientemente. No importaba lo que hubiera hecho su hijo en un futuro. El niño que estaba en sus brazos seguía siendo inocente. Por Merlín, ahora tenía dos hijos. Y uno de ellos había asesinado al Ministro de Magia. -Oh, no, por favor, adelante -Indicó Ted. La madre entornó sus ojos hacia él. -Oh, vamos, Vic… Ha matado a McKing, ¿qué esperas? -Él os echa la culpa a vosotros -Dijo, sin pelos en la lengua, a los padres del asesino. -El Ojo lo raptó cuando era casi un bebé y lo criaron diciéndole que fue porque teníais cosas más importantes que hacer que estar ocupados con él… Que érais demasiado jóvenes como para tener esa responsabilidad… Y que ni siqueira queríais tenerlo, algo que se reforzó cuando ni siquiera estábais juntos… -Theia suspiró. Porque eso podría seguir pasando. Eran jóvenes. Habían roto. Y acababan de recoger a Remus de casa de Andrómeda Tonks. Incluso podría haber pasado cuando Graham McOrez intentó llevárselo y, al no hacerlo, tatuó el rostro de Victoire. -Entonces tenemos a un asesino en nuestra contra del nivel de Cross -Comentó Ted. No era una pregunta. Todos en el salón sabían que era así. -Bueno -Theia Malfoy cruzó sus brazos. Para sorpresa de Victoire, no era la guerrera que había esperado. Era la enviada de la Resistencia para un futuro mejor. Pero era una joven de dieciséis años nerviosa y emocional, torpe y alegre. Habría que saber sus circunstancias para entenderla del todo. -Vuestro hijo es unna mierda de persona -Se encogió de hombros. Victoire puso los ojos como platos. Theia se mordió el labio. -Lo siento, es que… No es que haya hecho milagros de donde vengo, ¿sabes? Habríais dicho lo mismo si hubiera matado a vuestra novia también… Os lo aseguro -Se mordió el labio. Victoire asintió. Aún así, no le gustaba ni un pelo cómo hablaba de su hijo. Era madre. Aceptaría cualquier cosa que hiciera su hijo. Sabía que moralmente su hijo no podría ser bueno. Pero no podía evitarlo. -No pasa nada, Malfoy -La tranquilizó Ted. -Aunque… Quizás en lugar de insultar a nuestro hijo, ¿podrías advertirnos de lo que puede hacernos? La joven madre le dio una mirada de agradecimiento. -Es un manipulador… Ya sabéis que ha ido detrás de Lily Potter -Resopló la muchacha. -¿Por qué crees que ha ido tras ella? -Inquirió Victoire. La muchacha suspiró. Les lanzó una mirada triste. Ninguno pudo entenderla. Tampoco sabían mucho sobre aquella muchacha inquieta que no dejaba de moverse en el asiento. Era extraño, pues, mientras que su físico era sumamente parecido a Draco Malfoy, su forma de ser distaba de ser aristócrata como lo era su familia. -Lily era… Es… La líder de la Resistencia en el futuro -Les anunció. -Fue como una madre para mí -Añadió en una bocanada de aire. Aquello sorprendió a Victoire. ¿Su prima criando a la hija de los Malfoy? ¿Cómo debería desarrollarse aquella guerra para que sucediera eso? ¿Y por qué Lily? -Lily… Sabía que Remus podía ser el guía hacia la luz y… No sé cómo es Lily ahora… Pero era demasiado… ¿Cabezona? Nadie la apoyó en querer convencer a Remus de ser la esperanza… ¡Cómo iba a serlo! ¡Mató a su padres…! Me han dicho que ya lo sabéis… Que…. Bueno… Eso -Tragó saliva. -Nos abandonó para intentar crear un futuro mejor… Y no sabemos qué ha sido de ella… -¿Y, entonces, cómo sabías que Remus había viajado en el tiempo? ¿No te dio Lily el giratiempo…? -Preguntó Ted Lupin. Theia Malfoy se comenzó a morder las uñas. ¿Qué clase de guerrera tan insegura era aquella? Le habían contado que era despiadada con la varita en la Batalla, pero, ¿en su tiempo libre? Aquella muchacha parecía un pudding. -Podría alterar el futuro… Para bien o para mal… Si os cuento algo más -Se sinceró. Frunció el ceño. -Lily conoció a Remus cuando… Cuando mató a Victoire Weasley del futuro… Lily me contó que intentó hablar con él… Que vio que estaba afectado porque sus padres les hubieran abandonado… -Nosotros no lo haremos -Sentenció Victoire Weasley. -No creo que eso sea suficiente, señora Weasley -Dijo pausadamente Theia. -Deben intentar perdonarle… Deben convencerle de que le perdonan. -Ha matado al Ministro -Espetó Ted. -¡Ha matado a Vic! Victoire, como un gesto fantasma de lo que solía hacer, cogió la mano de Ted y la apretó sobre su regazo. Ninguno de los dos se percató de que aquello ya no era parte de su rutina. Y, aún así, seguían estando unidos. -No lo habéis entendido -Musitó Theia. -Vosotros no podéis confíar en él… Tenéis que engañarle… Tenéis que hacerle creer que aún puede salvarse… -Pero yo sí puedo perdonarle -Terció Victoire Weasley. No había nada como el amor de una madre. Incluso si ese amor ya había sido traicionado en un futuro. Incluso si lo más probable es que su propio hijo quisiera matarla de nuevo. Ella se dejaría. Tal vez se dejó en un momento. Pero debía hacerlo antes de convertirse en Guardiana de la Magia. Una idiota. Eso era en lo que se había convertido. Lo había tenido en frente de sus narices todo aquel tiempo y se había dejado engañar. Nunca se perdonaría a sí misma. Estaba avergonzada. ¿Cómo había jugado con ella tan fácilmente? ¡Ni siquiera se había cambiado el nombre y, aún así, ella le había creído! Lily Luna Potter, la mayor perdedora del universo. Le había dado su primer beso al asesino del Ministro de Magia. Al que había matado al padre de Seb. Su amigo estaba destrozado por culpa de Remus Lupin. ¡Al que ella había intentado poner a salvo justo después de haber cometido tal delito! La impotencia que sentía la reconcomía. -¿Vas a acabarte la tostada, Lily? -Le preguntó su padre. Ella sacudió la cabeza. No tenía apetito. En Hogwarts, al menos, había estado distraída ayudando a los demás. No le había dicho a nadie lo que había ocurrido en la batalla. A nadie. Solo lo sabía Theia Malfoy. Y, afortunadamente, esperó unos días a anunciarlo para que la pusieran a salvo. Porque, supuestamente, se convertiría en la líder de una Resistencia. Ella. Líder. El futuro debía ser demasiado malo como para que le dieran ese papel a ella y no a James o a Albus. -Lils, voy a ir con Moonlight a la manada, ¿te quieres venir? -Le preguntó su hermano mayor. Volvió a negar. Escuchó suspirar a los hombres Potter que tenía ante ella. -Tienes que salir algún día de casa -Suspiró su padre. -Puedo pedirle a mamá que venga…Albus tendrá que quedarse un tiempo más allí… -No hace falta -Resopló Lily. Echaba de menos a su madre y a Al. Y le costaba admitir que le gustaría hablar con su hermano y Alice. Porque a él ya lo habían traicionado una vez. Lily quería a Alice como a una hermana desde que era pequeña, pero desde que vio lo roto que dejó a Al cuando se unió al Ojo, andaba un poco escéptica. Quería saber si, de algún modo, el amigo que tenía y que conocía por Remus Lupin existía de verdad. Theia Daphne Malfoy le había confirmado que nunca había existido un Remus con buenas intenciones. Que solo la querría para matarla. O para vigilarla. En el futuro, Lily era alguien importante que se había cruzado en un par de ocasiones con Remus Lupin. No obstante, había cosas que no le había contado a Theia y que le quitaban el sentido a muchas de sus declaraciones. O se las confirmaban por completo. Un manipulador. Un carismático sociópata. Y, ¿por qué se había disculpado con ella? ¿Por qué la había besado? Se pasó las manos por la sien y quiso gritar. Creía que había tenido suficiente con la tortura de Frank McOrez. De su brazo tatuado. De las amenazas sobre su propia vida y la de sus seres queridos. Incluso si era más pequeña entonces, ¿por qué había sucumbido a la manipulación de Remus Lupin? -Papá -Le preguntó. Su padre giró rápidamente la cabeza. Oh, por Merlín. No estaba enferma. Tan solo engañada, decepcionada y… Triste. -¿Dónde está Gwendoline Cross? -Con las Brooks -Respondió James rápidamente. -Han ido con Fred a Rumanía para estar protegidas por la colonia de dragones… Hay muchos magos y brujas que han ido con ellas… Mientras las cosas en Inglaterra se calman un poco… -¿Por qué no has ido tú? -Le cuestionó a su hermano. Lo vio cabecear y no supo si había hecho bien en preguntar. Es decir, había creído que las cosas con Cornelia Brooks le iban bien. Todos en Hogwarts lo habían visto correr hacia Cornelia y besarla cuando acabó los exámenes. Si eso no era el "amor puro" del que Lyslander hablaba, no sabía entonces lo que era. -Bueno…-Se rascó la nuca. Lily entornó los ojos. Oh, oh. Su hermano ocultaba algo. Y era el peor haciendo ese tipo de cosas. -Tengo que hacer cosas que hacer por aquí… Aunque iré a visitarla.. A las dos… Claro -Tartamudeó. -James, ¿estás saliendo con Cornelia Brooks? -Preguntó su padre. Su hermano enrojeció hasta la médula. Lily soltó una pequeña carcajada. ¿Cómo era posible que Harry Potter hubiera vencido a Voldemort y no supiera ver lo más visible en sus hijos? Era inevitable que Al fuera como él. -Algo así… -Reconoció su hermano. -¡Mis dos hijos con novia! -Se horrorizó Harry Potter. Señaló a Lily. -Tú hasta que no seas lo suficientemente mayor nada, ¡eh! Ella bufó. ¡Como si eso fuera a pasar! -Además, los Potter tenemos que aprobarle -Añadió con cuidado James. Soltó una carcajada sarcástica. ¡Como si fueran a aprobar a Remus! Ups. Espera. ¿Qué acababa de pasar por su cabeza? Se le desencajó la mandíbula ante su maldita mente. No. No. No. ¡Abortar misión inmediatamente! -¿Por qué has preguntado dónde está Cross? Volvió su cabeza hacia su padre. ´-Porque quiero que alguien me enseñe a luchar como ella -Dijo con determinación. -Lils…-Suspiró su hermano. -¡Seb está destrozado! ¡Lyslander y Lorcan están ayudando a Hugo a encontrar una solución! ¡¿Por qué no puedo ser yo la que les proteja de los malditos asesinos del Ojo que hacen arder Londres y matar a nuestros líderes…! -Lils… -Insistió su hermano. -¡No, James! ¡No es justo! -Refunfuñó. -Sé que créeis que matar a Molly me destrozó… ¡Pero Mols ya estaba muerta cuando le lancé el Avada Kedavra! ¡Y…! ¡Y voy a seguir haciéndolo si significa que protegeré a los que quiero! ¿De acuerdo? -Lily, hay profesionales que se encargan de eso… -Comenzó a decir su padre. -¡No seas hipócrita, papá! ¡Voy a matar a Remus Lupin y no me lo vas a impedir!
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