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La Tercera Generación de Hogwarts
(ATP)
Por Carax
Escrita el Martes 6 de Junio de 2017, 16:59 Actualizada el Domingo 17 de Enero de 2021, 16:45 [ Más información ] Tweet
(V) Capítulo 42: Furiosamente
Escuchó a Hugo Weasley maldecir cuando un gigante aplastó con su puño el último de los leones que le quedaban en pie. Las consecuencias de destruir una estatua de bronce fueron que sus pedazos salieron disparados sin tener conciencia de que se dirigían a todos ellos. Scorpius Malfoy, rápidamente, conjuró una hechizo de protección. Marrs sonrió a su lado agradecido, mientras intentaba deshacerse de un vampiro. Siguió lanzando Desmaius, Expelliermus y Reducto a diestro y siniestro. Miraba por encima de las cabezas del resto, esperando encontrar la melena platina de su hermana. ¡Su hermana! Era consciente de que no debería pensar en algo tan sumamente inabordable en mitad de una batalla. Ni siquiera pudo presentarse. Ella sabía quién era él, claro estaba. Era tan... Parecida a su padre. Scorpius siempre había pensado que él era el que se parecía a su padre, tenía el mismo color de pelo, las facciones angulosas, los ojos grises y la misma sonrisa. Pero también tenía los suaves rasgos de su madre. Al tener tan solo dos años, no podía distinguir todavía los rasgos que había heredado su hermana. Además, tenía el pelo más oscuro que él. Nunca había pensado que, con el tiempo, su pelo se convertiría en el platino Malfoy y su rostro sería una copia femenina de su padre. No había rastro de Greengrass en ella. ¿Podría ser su personalidad? No lo sabía. Ver un recuerdo vivo de su padre en la batalla era desconcertante. Le distrajo. No estaba dando lo máximo de sí mismo. Como si sus pensamientos pudieran ser leídos en voz alta, Rick Carter le dio una colleja en la nuca. Le fulminó con la mirada. Su amigo no pareció arrepentido. Siguió lanzando hechizos como si no hubiera pasado nada. Se lo agradeció. Observó, mientras se batía en duelo con un encapuchado, su alrededor. Era difícil contemplarlos a todos cuando todo sucedía tan rápido. Esperó que James hubiera salvado a Cornelia y a Lola a tiempo. Que Seb estuviera a salvo -bien sabía cómo debía sentirse después de que su padre muriera. Y que Theia hubiera encontrado a Lily. Al menos sabía que sus mejores amigos estaban bien. Era lo único bueno de aquel día. Albus y Alice. Con una sonrisa sincera, consiguió acabar con el encapuchado, el cual cayó inconsciente al suelo. Hizo una barrida con la mirada, por si alguien necesitaba ayuda. Marrs seguía intentando zafarse del vampiro, aunque parecía tenerlo controlado. Hugo Weasley estaba luchando contra el gigante que había destrozado a sus leones y, muy definitivamente, no necesitaba ayuda. Beatrice Fenwick y David Morrit habían unido fuerzas para hacer frente a un licántropo con una espada clavada en el ojo. Rick Carter se había comenzado a pelear con una acromántula de la que intentaba librarse Ron Weasley. Camrin Trust y Rose Weasley estaban, lado a lado, en duelo contra encapuchados. Vio a Harry Potter intentar proteger a Luna Scarmander, quien estaba postrada sobre el suelo con sus manos sobre su cabeza y gritando. Corrió hacia ella. Más, en el camino, sorteando con hechizos al Ojo, escuchó un conjuro que supo que iba dirigido a él. -¡IMPERIO! -Vio la varita con empuñadora de serpiente que tanto miedo le había dado de pequeño y se estremeció hasta la médula. Una melena pelirroja se interpuso y alzó su varita a la velocidad de la luz. -¡EXPELLIERMUS! -Gritó Lucy Weasley. Scorpius Malfoy se quedó sin habla por un momento. Estaba, por primera vez desde el entierro de su padre, ante Lucius Malfoy. Su abuelo. La persona que había ensuciado el nombre de los Malfoy y los había señalado como futuros líderes del Ojo. El hombre que amenazó a su madre. Que prometió que Scorpius se convertiría en un mago oscuro. El hombre que dejó que su padre muriera. Lo odiaba. Apartó a Lucy Weasley y sostuvo su varita ante él. -¡DESMAIUS! -Le gritó. -¡PROTEGO! -Se protegió su abuelo. Lo desafió con la mirada. -Vamos, nieto... Haz orgulloso a los Malfoy... Sé un Malfoy digno de tu apellido... -¡EXPELLIERMUS! -Le lanzó. -¡SOY UN MALFOY! ¡MI PADRE FUE UN MALFOY! ¡TÚ NO ERES DIGNO DE SERLO! La rabia se apoderó de Scorpius por primera vez en su vida. Y lo cegó. -¡IMPERIO! -¡PROTEGO! -Scorpius gruñó. Su abuelo sonreía. Como si estuviera haciendo justo lo que pretendía que hiciera. No entendió nada. -Acaba lo que tu padre no pudo hacer... -Dejó que sus palabras se hundieran en los gritos de alrededor. -O véngale... -Terció. De nuevo, una sonrisa de suficiencia. -Fue Tristán McOrez quien ordenó matar a tu padre... -Le dijo. Fue Tristán McOrez quien... -Quien matará a toda tu familia -Completó el propio Tristán McOrez. Le apuntaba con una varita a él. La ira de Scorpius lo sobrecogió. No esperaba sentir nunca tanta... Rabia. Enfado. Ni siquiera pudo ordenar sus pensamientos. No pudo pensar antes de actuar. Saber que estaba ante el asesino de su padre... Ante la persona que no dudaría en matar a su familia si no les obedecía... Algo que sabía que ocurriría porque ya lo había hecho... Nubló su juicio. Clavó sus uñas en su mano al sujetar con fuerza su varita. La alzó hacia Tristán McOrez. Ni se inmutó. Fue el error de Tristán McOrez. Subestimar el poder de Scorpius Hyperion Malfoy. -¡AVADA KEDAVRA! -Conjuró con una voz gutural que impactó a todo su alrededor. La luz verde de su varita chocó contra el cuerpo de Tristán McOrez. Todos los conjuros se apagaron a su alrededor. Todos se quedaron expectantes ante el cuerpo inerte y sin vida de Tristán McOrez chocar con el suelo. El silencio era ensordecedor, tan solo se escuchó sus brazos chocar contra el asfalto. Su cabeza producir un ruido seco al estrellarse contra el suelo. Su piel palideció casi al instante y todo su cadáver se endureció. Al instante, todos los ojos se posaron sobre él. Sintió a alguien agarrarlo de la muñeca. Él, paralizado, siguió los pasos de Lucy Weasley que lo alejaban de los miembros del Ojo. Entonces, oyó aplausos. Solo dos palmas chocar entre ellas. No fue otro que Lucius Malfoy. -¡Lo has hecho, nieto! ¡Sabía que lo harías! -Le congratuló. La realidad de lo que estaba ocurriendo y de lo que había hecho volvió a él poco a poco. -¡Ahora los Malfoy estamos más cerca del Señor! Scorpius frunció el ceño. Su abuelo desapareció. Todos los del Ojo desaparecieron. ¿Qué había ocurrido? ¿Por qué se habían ido? Sintió que el color se escapaba de su rostro. Quizás... Quizás... -Malfoy -Le espetó una voz que había comenzado a ser familiar en los últimos años. -¿Se puede saber qué has hecho? -Había cierto pánico. Ron Weasley le zarandeó. -¡Has hecho justo lo que Lucius dijo que harías...! ¿¡ES QUE QUIERES QUE EL OJO MATE A TU FAMILIA COMO A TU PADRE SI NO TE UNES A ELLOS?! -Padre... -Suspiró Hugo Weasley. Todos se habían cercado a su alredor. Unos apoyados sobre otros, heridos... Pero a salvo. Más o menos. Luna Scarmander estaba en los brazos de su marido, inconsciente. Otros Aurores estaban curando heridas. Escuchó un "voy a comprobar cómo están los demás". Y, finalmente, vio varios cuerpos tapados sobre el suelo. Y apartó la mirada. -¡¡IRÁN A POR TU FAMILIA, MALFOY!! ¿¡EN QUÉ ESTABAS PENSANDO?! ¿En qué estaba pensando? Buena pregunta. Ese era el problema. La furia le había cegado. Sintió sus hombros hundirse. Estaba derrotado. Le había dado el poder a Lucius Malfoy de tener la razón. ¿Era un mago oscuro? ¡Había vencido a Tristán McOrez! Vio a Harry Potter agacharse en frente de él. Le tranquilizó, inconscientemente, por su parecido a su mejor amigo. No sabía cómo hacían los Potter para tener esa aura de calma en momentos tan... Complicados. -Scorpius -Le llamó. Centró su mirada en las esmeraldas. -El Ojo tiene una jerarquía especial... Suben al poder masacrando a familias... Y... Tu padre mató a la esposa de Tristán McOrez hace años... Al matarle tú... Has confirmado para ellos que estás en la línea a alcanzar el poder... Solo hace falta que muera Cayo y Graham para que tu abuelo sea uno de los miembros más poderosos del Ojo... Sé que no lo has hecho para ser poderoso... Sé que es probable que tu abuelo te haya provocado... Pero no cambia el resultado... -Lo siento -Soltó Scorpius. -No... Solo quería... -Se miró las manos. Tiró al suelo su varita. -Lo siento. -Piensan por algún motivo que te unirás a ellos... Has demostrado ser un gran mago y... Quizás haya indicios en el futuro... O haya alguna profecía... De que te unirás a ellos -Suspiró. Indicios del futuro. ¿Quizás por eso su hermana ni siquiera se había detenido a hablar con él? ¿Y si tenían razón? ¿Y si todo era una profecía? ¿Y si, en realidad, se estaba convirtiendo en un mago oscuro? Se odió así mismo por dejarse llevar por las emociones. -Solo quería protegernos -Comentó Rick Carter. -Tristán McOrez es un asesino, lo habría hecho cualquiera... -Pero él es un Malfoy -Interrumpió Ron Weasley. -Y su abuelo quiere poder. Por supuesto que jugaría con su nieto para conseguirlo -Espetó con rabia. -Escúchame -Scorpius le miró de reojo. Nunca le había gustado cómo Ron Weasley le trataba. Nunca habían sido agradables entre ellos. No podía culparle. Solo su incansable odio hacia toda su familia. Y cómo había hecho que Rose Weasley pensara igual que él. Retiró ese pensamiento de su cabeza. -No pienso volver a poner a mi familia en peligro por protegeros a... -¡Papá! -Rose Weasley le dio una colleja a Ron Weasley. -¡Rosie! -Se quejó su padre. -¡Deja de ser imbécil! ¡No sabía nada! -Se giró a los demás. Con los brazos en jarras. -¡Dejad de juzgar! ¡Vamos! ¡Hay Enfermerías que nos necesitan y un mundo entero al que prometerles que todos los magos no son oscuros! -Vociferó. Aún de espaldas a él, Scorpius imaginaba el rostro de la muchacha, lleno de impotencia y reprimiendo su cansancio para dar órdenes. Rose Weasley servía para eso. No le gustaba que le cuestionaran, pero admitía cierta crítica -dependiendo de quién, por supuesto. -¡Este es el problema de tener a los Malfoy en nuestro bando...! -Se atrevió a decir un Auror. Scorpius se incorporó. Apretó sus manos en un puño. Sintió la rabia volver a él. Todo ser reducía a su apelllido, ¿no? Si Harry Potter hubiera matado a Tristán McOrez, lo estarían celebrando. O incluso si lo hubiera hecho Ron Weasley, Rick Carter o cualquier Auror. Pero si lo hacía un Malfoy era diferente. Significaría que querría ocupar su lugar. Cuando ni siquiera conocía que ese era el procedimiento en el Ojo. -¿¡Qué problema tienes conmigo?! -Le espetó Scorpius al Auror. -¡No deberías haber venido hoy! Soltó aire por la nariz. Sintió sus puños temblar. -¡He luchado igual que todos vosotros! -¿Y por qué han desparecido cuando te has cargado a McOrez? -Le recriminó. Se hizo un silencio. -Ya está bien -Era la voz de Camrin Trust. -El Ojo puede interpretar como quiera lo que ha hecho Scor... Pero nosotros sabemos cómo es él. -Su padre huyó en mitad de la batalla, quizás no tengamos problemas con él la próxima vez... -Comentó otro Auror. Esta vez, Scorpius estuvo dispuesto a lanzar los puños a quien quiera que hubiera dicho aquello. ¡Nadie hablaba en vano de su padre después de que su hubiera sacrificado por ellos! ¿Cómo se atrevían? ¿Quiénes se creían para decir aquellas cosas? -¡NO TENÉIS DERECHO A HABLAR ASÍ DE MI PADRE! ¡NO SABÉIS NADA! ¡NO SOY QUIÉN CRÉEIS...! Y, de repente, todos comenzaron a gritar. Todos a la vez. -Rose, llévate a Scor -Escuchó decir a Carter. -¿Por qué yo? -Preguntó la aludida con cierto escepticismo. -¡... TODOS HABÉIS LANZADO MALDICIONES IMPERDONABLES HOY! ¡Y QUÉ MAS DA SI LO HE HECHO YO TAMBIÉN! -¡ERES UN MALFOY! -¿Y QUÉ? ¡SIRIUS BLACK ERA UN BLACK! -¡OH, NO TE COMPARES CON SIRIUS BLACK! ¡MURIÓ POR HARRY...! -¿ESO ES LO QUE TENGO QUE HACER? ¿MORIR POR HARRY POTTER? ¡¡MI PADRE ESTÁ MUERTO!! ¿ES QUE TODOS LOS MALFOY TIENEN QUE MORIR PARA TENER VUESTRO RESPETO...? ¡MATADME SI ES LO QUE QUERÉIS! ¡PERO SOLO SERÉIS IGUAL QUE LOS MORTÍFAGOS...! Sintió unas manos aprisionar sus muñecas. Tardó en registrar lo que estaba pasando. Se había intentado abalanzar sobre uno de los Aurores. No una gran decisión teniendo en cuenta lo que estaba pasando. Todo aquel día. -¡CÓMO TE ATREVES, SUCIA SANGRE PURA! ¡MATARÁS A TU MADRE ASÍ! ¡TU MADRE NO MERECE TENER A UN MALFOY COMO TÚ...! Tembló de ira. Y todo su cuerpo se sacudió. Era una mezcla. Ira, rabia, enfado, ganas de meterse en una pelea muggle... Y la Aparición. Sintió todo su ser revolverse por dentro. Gritó de desperación. Y aterrizó sobre el despacho del director de Hogwarts. Lanzó un puño al aire, irritado. ¿Quién diablos había interrumpido su defensa por su familia...? -Siento si te has mareado un poco... Es la primera vez que me Aparezco con alguien... -Rose Weasley pestañeó varias veces, por tener la visión borrosa tras su Aparición. Scorpius debía tener la misma expresión de ira que tenía hacía un instante en Trafalgar Square. Pues se sentía tenso y enfadado. -Scorpius... No creo que fuera buena idea dejarte allí mucho más tiempo... -¿Por qué? -Inquirió. Su voz tembalaba de rabia. -¿También crees que acabaría matando a todos esos Aurores que estaban insultando a mi familia y me refugiaría en el Ojo para matarlos después? ¿Por qué soy un Malfoy? -Le espetó. Ladró todas aquellas palabras sin asimilar la expresión en el rostro de Rose. -Tú siempre lo habías predicho, deberás estar contenta... -Estoy contigo en esto, Scorpius -Dijo lentamente Rose Weasley. Y, de repente, se dio cuenta de que no podía aguantar ni un minuto más. Utilizó toda la ira reprimida para cogerla de los antebrazos, acercarla a ella con brusquedad y besarla en un arrebato. La besó furiosamente. Como tantas veces había imaginado hacer cuando se enfadaba con él por cualquier tontería. Aprovechó toda su rabia y la convertió en pasión. Movió sus labios con los de ella. Explorándola. Saboreándola. Estaba besando a Rose. Pasó sus manos por su cintura. Por su cabello indomable que adoraba. Rose se echó hacia atrás. Lo contempló. Tenía los zafiros de sus ojos brillando. Las mejillas sonrojadas. La mano de él aún seguía envuelta en su pelo. Y, de repente, le pegó una bofetada en la cara. Scorpius cerró los ojos con fuerza. Y la miró. Extrañado. Furioso. Hambriento. Para sorpresa de Scorpius, lo cogió del roto y sucio cuello de la camisa y lo atrajo a sus labios. Scorpius tardó un segundo en comprender que Rose Weasley le estaba besando. ¡Rose Weasley! Y le devolvió el beso con más pasión todavía. La echó hacia atrás. La subió al escritorio del director de Hogwarts. Le besó el cuello. La escuchó gemir. Ella pasó sus piernas por la cintura de Scorpius y lo apretó contra ella. Se le escapó un sonido gutural contra su cuello. Y volvió a su boca. Paseó sus manos por todo su cuerpo. Con furia. Como si tuviera prisa por conocer todos los rincones de Rose Weasley. Ella extendió sus brazos a su cuello. Y, besándolo, lo tumbó encima de ella. Se acomodaron sobre el escritorio del director. Siguieron besándose. Explorándose con las manos. Tirándose del pelo. Gimiendo. Respirando entrecortadamente. -¿Qué...? Se detuvieron en seco. Ninguno de ellos dos había dicho nada. Scorpius giró su cabeza y vio a un Neville Longbotton muy perturbado por la escena que tenía ante él. Oh, sí. Scorpius Malfoy sobre Rose Weasley besándose como si no hubiera mañana sobre la mesa de su despacho. Scorpius vio que había desabrochado parte de la camisa de Rose. Que su corbata de Gryffindor había sido lanzada por el suelo al igual que la suya. Y que la falda de Rose demasiado subida. Y él la estaba subiendo. Con su mano en sus muslos. Sí, no la mejor forma de ser encontrado en el despacho del director. Y pillado por el director. -Neville -Dijo Rose Weasley encontrando su voz bastante rasposa. -Necesito... -Señaló su escritorio. ¿Podía morir de vergüenza? Entonces, Scorpius y Rose se miraron. Y como si, de repente, les quemara el contacto, se retiraron el uno del otro. Lo cual supuso que Rose le empujara y Scorpius cayera sobre el suelo torpemente. Rose se incorporó. Se bajó la falda, cabizbaja. Scorpius recogió las varitas y las corbatas de Gryffindor del suelo. Neville Longbotton les contemplaba atónitos. -Neville -Dijo Rose, peinándose como podía el cabello. -Te agradecería que no mencionaras nada -Le pidió sin mirarle a los ojos. Tampoco miraba a los de Scorpius. Y salió corriendo. Scorpius se quedó con la varita y la corbata de ella. Genial, ¿no? Porque era evidente que tampoco quería que él mencionara nada de aquello. Cuando había sido... Bueno, en ese instante no tenía palabras. Por su cabeza pasó todo lo que acababa de ocurrir y sonrió. Neville Longbotton carraspeó. -Yo... -Tartamudeó Scorpius con torpeza. -Lo sé -Dijo simplemente el director. ¿Lo sabía? Imposible. Nadie podía imaginar lo que Scorpius Malfoy sentía en aquel momento.
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