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La Tercera Generación de Hogwarts
(ATP)
Por Carax
Escrita el Martes 6 de Junio de 2017, 16:59 Actualizada el Miércoles 27 de Enero de 2021, 11:55 [ Más información ] Tweet
(V) Capítulo 37: En la Casa de los Gritos, otra vez.
En menos de un mes, se decidió la Copa de Quidditch. Cualquiera que conociera lo básico del Quidditch, habría apostado todos los galeones que tuviera a que la Copa la iba a ganar Hufflepuff aquel año. Había destrozado a Slytherin -pobre Albus Severus Potter. Nunca tendría una posibilidad de ganar si se enfrentaba a Lyslander Scarmander. Pero, ¿entre mentor y aprendiz? Aquel día todos estaban ansiosos por saber quién vencería. El Premio Anual, James Sirius Potter, o Lyslander Scarmander. Era el último partido que James había jugado en Hogwarts. Y, por supuesto, buscar la Snitch junto a Lyslander había sido todo un honor. ¿Quién sabría cuándo podría a volver a jugar al Quidditch? ¿O si volvería a hacerlo? Había dado todo su potencial. Sintió el apoyo, en todo momento, de sus compañeros de equipo. Vio la complicidad entre los mejores cazadores que Hogwarts tenía en ese instante. Los siguió varias ocasiones, mesmerizado por su estrategia. Por cómo estaban compenetrados Rose Weasley y Scorpius Malfoy -mientras eran asistidos en todo momento por Rick Carter. Vio a Camrin Trust proteger las quaffles. A Sebastian McKing batear con solo un poco de menos intensidad que Lily Potter, mientras hacían bromas. James no les había dicho que, en unos días, todos los miembros de su equipo serían llamados para proteger a Londres del Ojo. Les había dejado los días que les quedaban en paz. Les había dejado disfrutar de un último juego. Había hecho prometer a Frank Longbotton que no les dijera nada. Gryffindor había ganado. Otra vez. Y James sabía que sería la última vez que lo haría hasta que Lyslander Scarmander se fuera de Hogwarts. Porque él era el único buscador que podía superarla... Solo porque tenía unos años más de experiencia y su escoba era de mejor calidad. Sabía que los cazatalentos de las Harpías Hollyhead tenían pensado en comprarle una escoba a Lyslander... Pues le habían preguntado a él por consejo. Eran las antiguas compañeras de trabajo de su madre, después de todo. Como era tradición para los Guardianes de Hogwarts, la fiesta de celebración... Acabó en la Casa de los Gritos. Sí. Aquel año no la utilizaron tanto... Pero Peter Greenwood ya había planeado todo sin consultárselo al dueño -el profesor Edward Lupin, por cierto -y nadie iba a decirle que no. Es decir, ¿qué joven entre once y diecisiete años diría que no a una fiesta? Habían invitado a más personas que no eran del Temple, ni conocían nada, pues... Era una fiesta, ¿no? Además de los de siempre... Que no eran pocos y se habían desmadrado rápidamente... ¿Qué había pasado con la resistencia al alcohol en Hogwarts? Lily y Lys estaban literalmente intentando colgándose de una lámpara. Su hermano Albus se había unido al grupo que estaba bailando en el centro -y tenía todas las dotes de su padre para bailar... Por tanto, sí, daba vergüenza ajena verlo bailar con Scorpius Malfoy, Peter Greenwood, Sebastian McKing, junto con Bárbara Coleman, Janet Rossen y Ellie Coleman. Rose Weasley estaba bailando con Lola Brooks. Y bebiéndose todas las reservas que había proporcionado Peter Greenwood misteriosamente. Cantaban y chillaban la canción muggle que fuera. Lorcan Scarmander y Hugo Weasley estaban jugando a un juego muggle de bebidas que había propuesto Camrin Trust. Rick Carter parecía ir ganando al juego... Probablemente por que el equipo opuesto de Lorcan y Hugo no eran ni atléticos ni estaban en sus mejores condiciones. Los hermanos McGregor estaban hablando con los recién llegados y ofreciéndoles bebidas. Tim Marrs seguía con su traje de Inefable. Había traído a Monique Jordan, a Chris Nott y a David Morrit. Decía que eran los únicos que se encontraban disponibles. Hasta que Rogers entró con Bea Fenwick con más botellas para vaciar. También estaba Bella Zabini, quien se había sumado al baile de Lola Brooks y había dejado a Rose Weasley deambular de nuevo hacia las bebidas. Callan Morrit se estaba escondiendo de su hermano. Frank Longbotton se estaba riendo con Cornelia Brooks de Lily y de Lyslander. Les estaba dejando ser feliz. Por lo que había decidido observarles desde el porche. En la distancia. El conocimiento les separaba. Estaba preocupado por todos ellos. Estaba preocupado por el hecho de que Theia Daphne Malfoy hubiera ido a avisarles de que estaban en peligro. De que, en su futuro, Morgana volvía... Y si no había mencionado nada más era porque no había logrado cumplir con su misión. Había tantas cosas que tenía que preguntarle. Otra cosa que le preocupaba era el hecho de que Remus Lupin también hubiera vuelto del futuro para asesinarles a todos -o algo más suave le había contado su padre. -No has bebido nada -Observó Cornelia Brooks. Había salido al porche para acompañarle. Hacía un año también estaban allí. Él se preguntaba que era exactamente lo que sentía por Cornelia. Ahora estaba enamorado hasta las trancas. Merlín, le estaba sonriendo y creía que se había acostumbrado ya a su sonrisa. Pero no era así. Porque le hacía sentir un nudo en el estómago. Sus mejillas sonrojadas. Sus ojos de color celeste. Se le formaba una sonrisa en su propio rostro solo al verla. Era un estúpido. Se sentía un idiota. -Me he vuelto abstemio como tú -Contestó con una sonrisa. No fue respondida con una sonrisa como esperaba. Cornelia Brooks se acercó a él y le frotó la frente. James parpadeó varias veces sorprendido. Vio que tenía un brillo divertido en sus ojos. -Deja de preocuparte tanto, James, se te van a quedar las arrugas marcadas en tu frente... -¿Has bebido alcohol? -Se rio. No hacía falta que respondiera. Sabía la respuesta. Para delatarse aún más, se sonrojó y disimuló una sonrisa. Era la primera vez que veía a Cornelia así. Lo cierto era que nunca la había visto en ninguna fiesta de Quidditch hasta el año anterior. Quizás porque habría preferido ir a la de Ravenclaw en vez de a su propia Casa. Tal vez la culpa la tenía él. Despejó esos pensamientos de su cabeza conforme le indicó que se acercara a él. -Quitando el hecho de que hemos ganado a Hufflepuff, este es el segundo momento más interesante de todo el día... -La acogió en sus brazos. -Es una pena porque quería contarte algo para lo que te necesito en todas tus facultades -Le susurró al oído. -¿Me vas a contar la razón por la que no te has unido a la fiesta? -Musitó con el ceño fruncido. Él asintió. Era cierto. Quería contarle lo de Theia. Lo de Remus. Lo del ataque de Londres. Pero, sobre todo, iba a contarle que había visto unos recuerdos de su padre. Ya tenían el resultado negativo gracias a Theia. Quizás si ella también conocía qué había descubierto Adam Brooks... Quizás podían cambiar el destino del mundo. No lo haría. No aquella noche cuando ella podía ser siendo feliz y divirtiéndose por primera vez en mucho tiempo. No le arrebataría ese momento. No, porque aquella noche, incluso si ella descubría aquello,no podrían hacer nada para arreglarlo. -¿Bailamos? -Le señaló el interior de la Casa de los Gritos. La contempló sonrojarse. -No soy como Lola... No bailo así. James se rio al ver a Lola moverse como si fuera experta. No lo dudaba. Y menos mal que no lo hacía. No sabía si podría controlar sus hormonas de dieciocho años si Cornelia se ponía a bailar como su hermana. Ni si Cornelia llevara la ropa que llevaba Lola. Godric Gryffindor, si llevaba solo unos vaqueros y una sudadera de Gryffindor para apoyarle en un deporte que ella encontraba tedioso y sentía su corazón latir en el pecho como si fuera a desbocarse. Se encogió de hombros. -Da igual... Era solo una excusa para acabar besándote. Y eso hizo. Él también se merecía paz aquella, ¿no? Había cogido la Snitch. Iban a ganar la Copa de las Casas con total seguridad. Había sido un año repleto de patrullas como Premio Anual. Estaba hasta las cejas de las pequeñas misiones y reuniones del Temple que arruinaban la idea del último año de su vida en Hogwarts. Era el momento de besar a la chica de la que se había enamorado mientras miles de Snitch se desataban en su interior. En unos segundos, perdió el control e intensificó el beso de Cornelia. Albus Severus Potter entró al baño de la Casa de los Gritos, tras finalmente conseguir girar el picaporte. Cualquier mago habría conseguido hacer un Alohomora. Suerte que cualquier mago no estaba tan afectado como Albus Severus Potter. Se rió al encontrarse con la melena pelirroja de su hermana. -¿Es sangre eso de ahí? -Señaló la ceja de su hermana. -¿No? -Inquirió ella, mientras se echaba agua en la cara. - No es una pregunta a la que se supone que debes responder con otra pregunta. -Me he caído del techo -Susurró Lily Luna Potter entre risas. Se las contagió al joven Potter. -No se lo digas a James o se peleará con el suelo por hacerte daño -Se rio Albus. Ambos soltaron una carcajada. Ambos no estaban en su sano juicio. -Oh, no, está muy ocupado metiéndole la lengua a Brooks -Su hermana hizo muecas de asco y fingió que iba a vomitar. -Lily, Lily... Solo tienes envidia de que tus hermanos tengan novia y tú no -Se mofó Albus. Le despeinó la coronilla a su hermana. -Y así es como debe ser, Lils -Le apuntó con un dedo. -Escúchame -Cerró los párpados varias veces para focalizar su mirada. Iba a matar a Peter Greenwood por haberle emborrachado. Otra vez. -Nunca... Tengas... Novio... Albus no supo entender -ni siquiera si hubiera bebido ni una pizca de alcohol -la mirada indescifrable que le ofreció Lily Potter. ¿Estaba bien? ¿Necesitaba un Sanador? ¿Por qué parecía que las cejas se le estaban juntando? -¿Y si soy lesbiana? -Inquirió, finalmente, con una risita. -No lo eres -Dijo como si fuera obvio. -Todo el mundo sabe que te gustaba Scorpius Malfoy cuando entraste a Hogwarts... Escuchó la patada que dio en el suelo con tanto ímpetu que tuvo que admitir que se sentía intimidado por Lily Luna Potter. ¿En serio? ¿Después de todo el verano en misiones con Whitehall su hermana le imponía más respeto que el ejército de Inferi? Wow, Lily. Era muy parecida a su madre, desde luego. -¡Es mentira, Al! Le dio un puñetazo amistoso en el hombro. Todo lo amistoso y para nada terrible viniendo de la Bateadora de Gryffindor. Fingió que no le había dolido. -...Pero no está destinado a pasar...-Continuó él. Quería dejar aquello claro. No quería que a su hermana le rompieran el corazón.- Verás a Scor le gusta alguien y no eres tú -Le dijo como si fuera una disculpa. ¿Era él o su lengua pesaba demasiado? -No es que quisiera que fueras tú... Urgh, no... ¿Te imaginas? El tío Ron te deshedararía... Aunque igual él lo prefiere -Se rio. Se tapó la boca rápidamente. Abrió los ojos lentamente. Parpadeó. Oh, no. Gran amigo para guardar un secreto era él. -Al, estoy en el mismo equipo de Quidditch que Scor... -Rodó los ojos. -Es muy evidente quién le gusta. Albus alzó las cejas horrorizado. El apocalipsis iba a llegar antes de lo que tenía previsto. Porque tenía previsto rescatar a Alice y dejarle a ella el marrón. Era Slytherin. Nadie podría juzgarle por no desear la muerte de su mejor amigo en manos de su prima favorita. -¡No es verdad! ¡Nadie lo puede saber! -Oh, bueno, no sé quién lo sabe... -Se encogió de hombros. -Pero sí que sé que Carter dejó de ser tan pesado con ella porque se dio cuenta de que a su amigo Scor también le gustaba... -¡NO! -Exclamó sorprendido Albus. -¿¡Carter lo sabía?! -Atónito. El alcohol incrementó su sorpresa. -Wow, yo creía que Carter no era listo... ¿Richard Carter? ¿El mismo Rick Carter que Albus conocía? ¿Cómo era posible que él lo hubiera descubierto y Albus, inseparable de los aludidos, no? -Lleva el periódico de Hogwarts con Marrs y Coleman desde antes de que yo llegara, Al, ¿en serio creías que no iba a ser suceptible a comprender esas cosas? Además, por Merlín, es cazador con ellos... Lo que me sorprende es que tú no te hayas dado cuenta antes... Quizás lo escondía bastante bien peleándose con ella, quejándose de ella y jurando que era la persona más inmadura y visceral que jamás había conocido. Albus confiaba en todo momento en que Scorpius Malfoy siempre decía la verdad. ¿Cómo iba a saber que eso encubría sus estúpidos e indescifrables sentimientos? ¡Albus era un chico simple! Emociones fuertes y decisiones estúpidas... Pero todo el mundo sabía leerlas. -Pero... Pero... ¡Lily! ¿Cómo no me lo has dicho antes? -Yo que sé, Al -Arrastró sus palabras con lentitud. -No es como si tú me contaras a mí nada... Le lanzó una mirada acusadora. Albus tropezó con sus palabras. ¿Contarle a su hermana pequeña que Alice Longbotton le había traicionado para protegerle y que él no había sabido perdonarle por su orgullo? Sí, no necesitaba que su hermana creyera que era un imbécil. Ya se lo habían dicho todos sus amigos, gracias. -¡No hay nada que contar! ¡Todo el mundo sabe lo de Alice! Era cierto. Todo el mundo siempre había sabido que a Albus le gustaba Alice, ¿no? Incluso cuando estuvo dos años peleado con ella antes de ir a Hogwarts... Porque el motivo había sido, en el fondo, que se había enamorado de su mejor amiga y no sabía cómo comportarse alrededor de ella. De nuevo, emociones fuertes y decisiones estúpidas. -¡Y todo el mundo sabe que a Scor...! -Albus rápidamente le tapó la boca con las manos. Lily le mordió la mano. -Patético, de verdad, patético... -¡Rose te puede oír! -Siseó con urgencia. -Pues debería oírme y meterle la lengua en la garganta de... -¡Oh, Lils! ¡Deja de hablar! -Se tapó los oídos. -No quiero escuchar nada de eso... ¡No! ¡No! ¡Ahora tengo las imágenes en mi cerebro! ¡Quítamelo, Lils! ¡Qué has hecho con mi inocencia! Lily, en su estado de ebriedad, le dio un puñetazo entre la nariz y su frente. Albus, en su estado de ebriedad, cayó de espaldas al suelo y perdió la conciencia.
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