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La Tercera Generación de Hogwarts
(ATP)
Por Carax
Escrita el Martes 6 de Junio de 2017, 16:59 Actualizada el Miércoles 27 de Enero de 2021, 11:55 [ Más información ] Tweet
(III) Capítulo 40: Alter ego
Teddy Lupin observó la escena que tenía ante él: una adolescente en una sala de interrogatorios del Ministerio de Magia. Había ido allí como un favor para Neville Longbottom, quien le había pedido que se encargara de preparar a aquella muchacha para que Hermione fuese con ella. No había sido un día fácil para él, y tener esa mirada asesina clavada en él, no le ayudaba en absoluto. Para empezar, el día anterior se había acabado el curso escolar. En cambio, no fue como el año anterior, cuando estaba deseando acabar para disfrutar de unas merecidas vacaciones. No, no. Porque, sin más dilación, aquellas vacaciones serían una tortura. Lo principal era su hijo Remus, quien había desarrollado cierta actividad enérgica al tener medio año y, con enérgica, se refería a suicida. ¿Es que los bebés no tenían un sentido de la supervivencia? Para estar con su hijo debía buscar un sitio apropiado para él, y no era fácil. Primero había pensado en el apartamento que sus padres tenían en Londres, pero tendría que hacer reformas para que Remus estuviese a gusto y no tenía suficiente dinero. Luego, había recapacitado la oferta de Victoire sobre instalarse en el piso de soltero de su padre, pero lo veía inadecuado dadas las circunstancias. Había considerado todas las ofertas que le habían ofrecido numerosas personas: su tío Harry, que le ofreció tanto su casa como el 12 de Grimmauld Place; su abuela Andrómeda y por último, su tía segunda Astoria Malfoy, lo cual había sido una sorpresa para él. Y lo cierto era que la Mansión Malfoy, donde había ido alguna que otra vez dada su parentesco con Draco, quien parecía abierto a acoger al nieto huérfano de su tía o al hijo de su difunta prima Nymphadora. Astoria le había propuesto ayudarse mutuamente con las instalaciones que ella tenía en la mansión para la crianza de su hija Theia. No estaría mal que Remus creciese conociendo a una amiga. Finalmente, se había decantado por ir turnándose. El único sitio que no había pensado era la Madriguera. Sabía que a Arthur y a Molly Weasley no les molestaba en absoluta la presencia de Ted, por mucho que los demás sí. Porque ese era el problema. Los que habían sido tantos años su familia parecieron darle de lado desde el día en el que gritó a Victoire en el hospital. No sabía nada de Dominique Weasley ni de Louis Weasley, pero sabía que se sentirían incomodos con Ted. Las demás primas de su ahora ex novia, porque le costaba pensar en ella así; Lucy, Molly y Rose, se pondrían de parte de la frágil madre de su nuevo primo. Los únicos que le apoyarían siempre serían los Potter. Y sobre todo, James. Evitaba pensar en Victoire. No había sido un capullo y la había dejado tirada. Ni pensarlo, jamás sería así con ella, incluso cuando ella le trataba de malas maneras. La entendía. Estaba ingresada en San Mungo todavía. Su rostro estaba desconfigurado y, por Merlín, dolía verla. No había rastro de sus perfectas facciones. Ella se había llamado así misma "monstruo"; le decía que era el karma por haberle tratado mal y no confiar en él. No era así, ambos habían tenido la culpa. Aunque ya era demasiado tarde. Volvió a la realidad. La "rebelde Lola Morgan". Así la conocía James. Le había avisado de que ella ya había vivido muchos interrogatorios, muchos juicios y había experimentado cosas peores que estar encerrada en una habitación del Ministerio de Magia. Para Ted, aquella muchacha había estado en más salas de discotecas que todos los alumnos de Hogwarts juntos. Tenía catorce o quince años, como James. Aparentaba más, desde luego. Y ella lo sabía. Tenía el pelo completamente liso y negro azabache, como si se tratase de un tinte con reflejos azulados. A pesar de llevar más de un par de semanas allí, había conseguido que le dieran su kit de maquillaje, y se había esmerado en el maquillaje de sus ojos, los cuales parecían salidos de una película gótica. Su nariz prominente estaba alzada, mirándole con suficiencia. -¿Quién eres?- le espetó, observándole de arriba abajo descaradamente. -Soy Edward Lupin.- Se le hacía raro decir su verdadero nombre. Todo el mundo le había llamado siempre Ted, incluso cuando en Hogwarts venía en las listas como Edward Remus Lupin; para todo el mundo era Ted, quizás porque su tío se llamaba Ted y a todo el mundo le recordaba a él. -¿Y eres un agente de la Inteligencia Mágica de la Interpol que el Ministro ha contratado para que me vigiles o algo así? -Algo así. -Os creéis superhéroes de Marvel por tener magia y súper poderes, ¿verdad? Sois como los X-Men, con su colegio selecto y chorradas de esas... Tú que eres, ¿lobezno? Lola se preguntó por qué sonreía aquel tío como si hubiese acertado con su pregunta. Lo cierto era que lo había dicho por sus pintas: melena por los hombros y una barba a lo leñador. Tenía más pinta de un hombre lobo que Hugh Jakcman. -Como pediste anteriormente, la que te va a interrogar va a ser Hermione Granger. Así que espero que ya tengas preparado lo que tienes que decirle. Es muy importante para nosotros que compartas esa información.- dijo él con suavidad. No le diría que más que X-Men ahora parecían agentes de la secreta de la Guerra Fría, a los que había analizado tras numerosas películas. Asintió con ímpetu y se echó hacia atrás en la cómoda silla con respaldo. No había estado nada mal aquellos días, sino fuera porque había estado sola y se había aburrido como una ostra. A veces llegaba alguien para darle ropa, comida, indicarle que se duchara... Pero ninguno de ellos era digno para entablar una conversación con ella. Y no porque no se mostrasen interesados, sino porque eran unos putos muermos autómatas. -¿Sabe qué, Edward Lupin? Yo sé quién es usted.- le dijo enigmáticamente. Eso pilló por sorpresa, como esperaba, al joven auror. Ella se rio de su reacción.- Te llaman Teddy. Y eres primo de James Potter. En un cumpleaños de él, al que fui a su casa de pequeña estabas allí.- Él asintió. Obviamente era imposible que la recordase. James tenía muchos amigos aquel día allí, y primos y primas... No se acordaría de ella. Por suerte, ella tenía memoria para los rostros incluso cuando habían pasado años. - Y dime, ¿qué opinas de Harry Potter?- dijo con una sonrisa traviesa. Conocía, gracias a lo que le había contado James, que había una especie de guerra civil entre el Ministro y su padre. Y que él había optado por el Ministro porque a su padre se le había ido la olla. La pitopausia, lo llamaría ella. Si había de ser sincera, ella también se decantaría por McKing, cuyo nombre imponía, pues lo veía un hombre mucho más atento, educado y... Adecuado para dirigir una nación llena de bichos mágicos. Antes de que Lupin dijese una palabra, parecía haberse atragantado en ellas por haberle puesto en cierto aprieto, la puerta de la habitación se abrió, dejando paso a Hermione Granger. Aquella mujer era digna de toda la reputación que se había labrado. Sin tener que hacer ningún gesto, el joven adulto decidió marcharse de la sala. Hermione Granger y ella se quedaron solas. Era lo que su abuela había predicho. Se enjuagó los labios, aquello iba a ser entretenido. -Ve al grano, Lola, ¿qué sabes?- aquella pregunta directa la pilló por sorpresa. La mujer parecía estar cansada, como si su día de trabajo hubiese sido de los peores, y no tenía ganas de escuchar las historias de una adolescente. Seguramente creería que lo que ella había dicho era para llamar la atención por ser una niña huérfana de padre y desatendida por su madre, cuya abuela, la única persona en el mundo que le había querido en la vida después de sus difuntos padres, había muerto. -Vale, sé quién es Ivonne. Dejó un silencio. Hermione frunció el ceño y suspiró. -No vayas tan al grano. -¿No tomas nota ni nada? -Te sorprendería la capacidad cerebral que puedo llegar a tener. Venga, cuéntame todo. Tú querías hablar conmigo, contármelo... Pues aquí me tienes. Lola la examinó más detenidamente. Por muy mala que fuese como estudiante en el instituto, siempre había sabido que era inteligente. Y aquella mujer la había retado como ningún policía de Londres lo había hecho a las tres de la madrugada, cuando la habían pillado saqueando una tienda de 24 horas. -Supongo que la chivata de Imogen os habrá contado que mi abuela sale en el registro como Ivonne Donovan, la vieja a la que estáis buscando, ¿no?- Hermione asintió.- Os diré una cosa, esa tía es más de lo que dice...- Como vio que la mujer no parecía interesada en su teoría conspirativa acerca de Imogen, decidió dejarlo para cuando estuviese aburrida si no la sacaban de allí después de eso.- Bueno, pues érase una vez, en un país muy cercano llamado Inglaterra...- Hermione puso los ojos en blanco y se echó hacia atrás en la silla, con desesperación.- Antes de nada quiero que sepa que todo lo que le voy a contar, me lo contaba mi abuela Julie como un cuento para dormir... No fue hasta que todo esto ocurrió cuando me di cuenta de que mi abuela no estaba loca como mi tío Morgan siempre me había hecho creer. -Estoy impaciente por oírlas. -Lo sé.- dijo con algo de picardía, mientras se lamía los labios.- Cuando mi abuela Julie era joven, se enamoró de Charlotte Breedlove o Carla Marín, según la versión romántica-dramática-tóxica que prefieras, quien resultaba ser la hermanastra de Ivonne Donovan. Julie tenía unos quince años o quizás más, no recuerdo bien; pero sé que Charlotte era mayor. Ahí fue cuando mi abuela conoció la magia. Ella se lo enseñó y también le enseñó a guardar el secreto, aunque era demasiado tarde, pues ya le había dicho un par de cosas a mi tío Morgan, el aguafiestas. Un invierno, cuando mi tía ya tenía casi veinte años y mi tío había acabado la carrera de Medicina, Charlotte le presentó a Ivonne Donovan, una chiquilla que acababa de tener un bebé, su hermanastra, a cuyo padre habían asesinado brutalmente un Clan, el que vosotros conocéis, y la estaban persiguiendo para hacerse con ella, porque creían que les pertenecía. He de decir que el Clan nunca supo nada del bebé que llevaba en su vientre. Julie decidió presentarle esas magas a su hermano, quien estaba deseando conocerlas, pues mi abuela les había hablado muy bien de ellas. Y las escondieron durante un tiempo en la casa de campo de mi tatarabuela, que les había legado la casa a ellos. Fue nada más que durante unos meses, en los que decidieron trazar un plan para despistar al Clan para siempre: Ivonne y mi tía se cambiarían los nombres. Así, mi abuela aparecía como Ivonne Donovan en el registro e Ivonne sería Juliette Morgan. Por lo visto, era algo que Ivonne había pedido a varias mujeres por Inglaterra y por todo el mundo para ir ocultando su rastro. Pero el plan no se quedaba ahí. Para atar cabos sueltos, Charlotte, quien había decidido cortar su relación con Julie, murió en un accidente de tráfico que ella mismo provocó, alegando que ella era una fuente de información peligrosa y que estaría mejor muerta. Mi abuela siempre creyó que la hija de puta seguía viva, ¿sabe? Y que la engañó para que jamás la encontrase y se pusiese en peligro. Buen plan, si era con ese propósito. Tras eso, decidieron que mi abuela debía estar a salvo durante una temporada en algún lugar al que nadie acudiese: un psiquiátrico. Mi tío sabía todos los delirios que un esquizofrénico podía tener, así que Julie hizo la interpretación de su vida ayudándose de cosas que eran verdad, pero que los muggles jamás creerían. Fue una temporada muy dura para mi abuela. Ella supo más tarde que al encerrarla, Ivonne borró la memoria a mi tío Morgan, pues creía que su ambición por saber más sobre la magia le cegaría y las pondría en peligro, le hizo creer que verdaderamente mi abuela estaba loca y que se debía a un romance con una mujer mayor, lo cual era cierto y hasta ahora ha sido así. Ivonne desapareció durante años.- Lola dejó un silencio para que Hermione asimilara todo aquello. Seguramente estaría procesándolo todo en su prodigiosa mente. Se rascó la barbilla.- ¿Me podrías traer un vaso de agua?- La mujer sacó su varita, lo cual era bastante similar a una rama de un árbol cualquiera, y formuló un conjuro por el que apareció un vaso de agua sobre la mesa. Lo cogió sin más dilación y se lo bebió entero lentamente. Al parecer, sí que le estaba resultado entretenida aquella historia. Lola pensó en lo que haría al salir de allí y no tuvo ni la más remota idea. Había pensado en que quizás le borraban la memoria como hacían en Men in Black, lo cual sería una pena que no sufriría. -Sigue, Lola, no divagues tanto. Has dicho que sabes quién es Ivonne, y en presente. Lola asintió encogiéndose de hombros. Estaba muy segura de que su conocimiento les serviría. Eso sí, esperaba que lo utilizasen bien, o su abuela habría muerto para nada. -Ivonne le había contado un montón de cosas a Julie que después me contó a mí. Sabía predecir el futuro, tenía profecías antiguas que dictaban el destino de todos nosotros… Incluso el mío y el suyo, ¿se lo puede creer? Hasta ahora, lo ha hecho.- Hermione alzó la ceja con escepticismo.- Bueno, sigo con la historia.- Se apremió a dejar el vaso de agua sobre la mesa.- Pasaron años y años. Y mi abuela adoptó a mi madre. Y coincidió, de nuevo, en la universidad para tías modernas con Ivonne, la cual estaba a salvo gracias a ella y en la casa de campo de mi tatarabuela. Desde aquel momento, mi abuela y la Nueva Julie, es decir, Ivonne eran inseparables. Y si la conozco es porque más de una vez Ivonne ha venido a ver a mi abuela y a verme a mí, lo cierto es que es una vieja bastante agradable. -O sea, Ivonne vive a día de hoy. -Supongo, si no le ha dado un ataque al corazón, la ha atropellado un camión o no sé, la han asesinado; sí que vive. Y le diré dónde, ¿se acuerda de aquella casa de campo de mi abuela en la que se escondió de joven y en la que seguía de mayor? Se instaló allí con el permiso de mi abuela... Después de todo estaba a su nombre. Hermione suspiró. Entonces Lola se dio cuenta de lo escéptica que era aquella mujer y lo dura de roer que podría llegar a ser en cuestiones de leyendas y rumores. -Y su tío Morgan, ¿no dijo nada al respecto? ¿No se extrañó? -Ivonne le devolvió algunos recuerdos, los que consideraba que no pondrían en peligro su vida. Todo lo que él ha dicho es lo que para él es verdad. -¿Y por qué tú sí que lo confiesas todo? Si tu abuela era amiga de Ivonne, ¿no debería haberte dicho que no contases nada? Lola asintió con una sonrisa. Se sentía orgullosa de Hermione y ni siquiera la conocía. En ese momento necesitaba un cigarro, llevaba sin probarlos casi un mes y no le había dado el mono hasta justo aquel instante. Seguramente la habían hechizado. Joder, los magos eran dioses, podían deshacerse de las resacas. -¿Por qué crees que te lo estoy contando? Yo soy un simple peón. Estoy cumpliendo uno de los deseos de mi abuela. Que vienen a ser, en otras palabras, lo que quería Ivonne, ¿no? Si te estoy revelando dónde está Ivonne es porque ella quiere que lo haga, ¿entiendes? Ella le indicó a mi abuela que cuando la asesinara la niña esa de Hogwarts... -Un inciso.- pidió Hermione, algo sobresaltada.- ¿Qué niña de Hogwarts asesinó a tu abuela? ¿Lo sabes? Negó con la cabeza. No le interesaba ni quería saberlo, pues su abuela le había dicho que quien la matara moriría poco después por esa razón. También sabía que era una niña buena y no del Clan. Si era así podría estar metiéndola en problemas, y ya había demasiada gente metida en aquel embrollo. -Seguramente le estoy contando esto porque quiere que sepas que confía en ti para que le ayudes. Hermione la miró perpleja. Lola supo que ahora podría haber perdido toda la confianza en ella, pero era su deber contarle todo aquello. Su abuela la había avisado de que convencer a Hermione sería muy difícil. -¿Ayudarle a qué? ¡Por Merlín! Si esa mujer existe y es la que tú dices... ¡Está loca! -Bueno, desde mi punto de vista, los magos tienen un tic en la cabeza que hace que se les vaya la olla un poquitín. Ya sabes, estuve leyendo lo de Voldemort y todo eso... Que sí, que nosotros hemos tenido a Hitler, a Napoleón y a Donald Trump, pero... Los magos... Con la cosa de que tenéis magia... Es más peligroso. Es como si Hitler tuviera la bomba atómica, ¿sabes?- Lola observó la expresión de incredulidad de Hermione.- No sé qué es lo que quiere Ivonne que hagas. Puedo darte mi opinión y es que, mira, estáis ahora en una guerra civil con Harry Potter y su pandilla, e Ivonne te eligió a ti. Eso es como decir que tú eres la que lleva el camino bueno, algo así. Supongo que querrás que acabes con el conflicto que hay con el padre de James, que en mi opinión es como el Capitán América en Civil War, ¿sabes? Con valores antiguos en tiempos nuevos, no cuela. Es decir, que es como si enchufas el cargador de un Iphone 6 en un enchufe de los años 20, no tiene sentido. -¿Quieres decir que Ivonne quiere que ponga fin a esta guerra? Eso es imposible, ya se le ha declarado la guerra a Francia, es irreversible. -A mí no me hables de política, no tengo ni idea de nada. Cuando haya elecciones y sea mayor votaré al que tenga el color del partido que más me guste, o quizás haga una ruleta de la suerte... -Lola Morgan, Lola... Esto es serio, ¿vale? -Piénsalo así, tú tienes gente a tu favor... Ivonne lo sabe. Ivonne sabe que estás peleada con el resto del Ministerio y confía en que os juntaréis y felices todos. ¿Por qué? No se me ocurre otra cosa que para formar un bando a su favor. -¿Qué demonios? ¿A favor de una persona que no conozco? ¿De unos ideales que no sé expresar por que no sé cuáles son? ¡Es ridículo, Lola! La joven suspiró. -Bueno ya que te pones así... Mi abuela me dijo que si me costaba convencerte que era normal, que tú necesitas ver para creer. Pues bien.- Lola suspiró. Ya estaba cansada de intentar hacerle ver a aquella tozuda mujer que lo que ella decía era por su bien.- Habrá una guerra, el Clan del Ojo lidera un bando... Y en el otro estáis vosotros. Los Vigilantes. No sabéis para qué lucháis. Pero yo te lo puedo decir. Lucháis para salvar al mundo de la Oscuridad. ¿No es eso por lo que luchaste en la última guerra? El Clan del Ojo quiere dominarlo todo y asentar un gobierno de magos oscuros, a lo Sauron. Si no os dais prisa, no podréis hacer nada. Ella está huyendo porque para que el Clan no cumpla su objetivo necesitan su poder. Es como el ajedrez, ella tiene a todas sus fichas puestas en el tablero, pero es la reina que tiene que quedarse escondida para que los otros no hagan el Jaque Mate. Desde dónde está no puede tomar las decisiones. Antes era ella la que movía a los peones, pero ahora se ha quedado atrapada en la figura de la reina… Supongo que muchos de los peones los movía también su hermana. Ha estado observando al próximo jugador que lidere esa partida por ella. Ella movió, ella se escondió poniendo a todas las piezas a su alrededor. Los otros están avanzando vertiginosamente y creen haber ganado la partida... Ivonne ya ha elegido a su jugador, Hermione. Ahora te toca mover a ti.
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